José Rojo, Pacheta, lleva semanas hablando como nuevo entrenador del Real Valladolid. El burgalés ya suma casi un mes desde que llegó al Estadio José Zorrilla y acumula alrededor de diez sesiones de entrenamiento. El Club ya va notando su poso en muchos aspectos: entrenamientos, modelo y discurso. Pacheta es, como muchos entrenadores, un preparador que sabe qué tiene que decir y cómo debe pronunciarlo. Tiene estudiado los tiempos y las palabras. No improvisa ni habla en caliente.
Ahora, en muchos momentos, Pacheta dice lo que necesita escuchar el mundo blanquivioleta que no es lo mismo que aquello que quiere escuchar. El Real Valladolid está en un momento de debilidad y desde el máximo responsable técnico se debe ofrecer confianza, credibilidad, conocimiento y seguridad. Pacheta quiere ser el mejor y sabe que puede serlo pero, ante todo, sabe qué debe hacer para conseguirlo. Obviamente, la receta del burgalés no es sólo «trabajar» tal y como anunció en su primera rueda de prensa tras iniciarse la pretemporada, pero sí cómo usar y enfocar ese trabajo.
El discurso de Pacheta está marcado para convencer en conseguir el máximo. Obviamente habla de resultados pero, también, de procesos, formas y estilos. El equipo y el entorno necesitan una idea y un camino férreo. El Real Valladolid no puede vivir otra vez al límite y con altibajos o bandazos. La dura realidad de las últimas temporadas sobre el discurso que salía del vestuario del Estadio José Zorrilla ha limitado mucho las aspiraciones, las correcciones y la evolución del equipo.
Doble seguridad
El Pucela era un grupo conformista porque su líder era conformista. El Real Valladolid negaba la crítica porque su entrenador lo hacía. El Club dejaba que el primer equipo transmitiera falta de confianza y argumentos porque Sergio González fue el preparador hasta el último día. Ahora, los registros son diferentes. Lo son porque desde la voz más autorizada del vestuario se venden otros argumentos, otros enfoques, otra ambición… y otro carisma.
El anterior cuerpo técnico fue un líder cuando los resultados acompañaron. Sólo en ese momento. Pacheta busca con su discurso algo diferente: tener argumentos para saber convencer al equipo tras una, dos o tres derrotas seguidas. En la capacidad de respuesta tras un golpe, el equipo se muestra convencido y seguro de su entrenador. El Real Valladolid 2020/2021 no lo fue y Pacheta, ahora, lo quiere y trabaja por ello.
Hace unos meses el equipo no tenía fuerza para encajar los golpes porque, muy posiblemente, no estaba trabajado para ello pero, también, porque su entrenador no había convencido al grupo más allá de los resultados obtenidos y, claro, sin ellos nadie tenía seguridad. Esa confianza y esa convicción es lo que busca, ahora, Pacheta desde un discurso que puede ser populista, no lo niego, pero que tiene todo aquello que ahora necesita el Club para creer con el resultado y no para vivir de él. Objetivos a largo plazo y no con calculadora.