Comienza una nueva temporada y el Real Valladolid lo hace en un clima negativo. Es normal. Tan lógico como obvio. En la temporada pasada, nadie estuvo al nivel esperado ni ofreció el rendimiento por el que llegó al Estadio José Zorrilla. El golpe fue grande porque, entre otros aspectos, se esperaba mucho de la temporada. El pesimismo y la crítica actual eran conceptos totalmente opuestos hace un año. Los fichajes, la inversión, el cambio de ciertos perfiles… Todo hacía pensar en un gran Pucela. Ahora, la situación es contraria. Repito, es lógico pero, a la vez, debe ser valorado de nuevo.
Creyendo que el mundo blanquivioleta debe resetear tras la pasada campaña 2020/2021, el análisis no puede ser sólo desde lo mostrado la pasada campaña. Para ello, siempre he puesto el mismo ejemplo. Si preguntas en el ámbito del Real Madrid quién quiere que sea su delantero, un altísimo porcentaje habla de Robert Lewandowski. ¿Por qué? ¿Por qué es bueno? Sí, pero, sobre todo, porque les hizo cuatro goles en un mismo partido. Ante ellos demostró que es bueno. Parece suficiente.
Esta situación ocurre mucho en el mundo del fútbol pero, ante todo, en el equipo blanco. Los merengues quieren y valoran a aquellos que han sido buenos contra ellos. Los demás, sufren cierto ninguneo. En el Real Madrid, ésta es una idea muy popularizada pero en otros equipos es, también, una idea popular, como se vive actualmente en el Real Valladolid. En el fútbol profesional, los jugadores pasan infinidad de filtros y cortes. Cualquier futbolista llega a un entidad de élite porque tiene calidad y porque ha rendido.
Ambos son conceptos que no siempre están unidos, como ha demostrado el Real Valladolid en su última temporada. Bruno González, por ejemplo, no es el jugador que ha demostrado en Zorrilla. Con ese nivel no hubiera llegado a Valladolid con casi 100 partidos en la élite. Como él, otros tantos. Rubén Alcaraz no es el de la última temporada, pero no sólo él. Jawad El Yamiq es más regular de lo mostrado en su primer año de blanquivioleta. Fede San Emeterio, sin ir más lejos, tiene muchas cualidades. En el Granada CF fue básico para Diego Martínez y en un equipo que siempre lo quiso pese a sus ambiciones europeas.
Información completa
Todos ellos tienen calidad y han sabido rendir. Lo han hecho fuera de Zorrilla y por ello la búsqueda de la unión entre calidad y rendimiento merece una segunda oportunidad. El fútbol no se acaba en Valladolid, de la misma forma que los análisis no se deben centrar sólo a lo realizado como pucelanos. La exigencia es mayor y el contenido ofrecido debe ser mucho más alto que lo que han ofrecido en un Club, con un entrenador, con un modelo de juego y con unos contextos.
El fútbol es más amplio de lo que centran los análisis y ese examen se debe realizar desde y con una información completa. Más, incluso tras un descenso y una temporada en la que nadie estuvo al nivel por el que llegó a Zorrilla. Un matiz determinante para la actualidad pucelana y para el fútbol en una época como ésta en la que se deben tomar muchas decisiones pero todas ellas con una información completa.