La rueda de prensa de presentación de José Rojo, Pacheta, como nuevo entrenador del Real Valladolid fue muy destacada. Ofreció mucho de lo que el entorno blanquivioleta pedía y él, ante todo, se definió como el preparador pucelano. La excusa de señalarse con sólo un tipo de jugador no va a existir porque, como él mismo aseguró en sus primeras palabras como blanquivioleta, el equipo debe jugar «bien» y debe hacerlo «sobre las virtudes» que le ofrezca el Club. Buscando crecer con los que mejor estén en cada momento, el burgalés afronta ya los últimos días para preparar el modelo de juego del equipo y para trabajar las mencionadas virtudes.
Pese a conocer a la plantilla por el reciente enfrentamiento en LaLiga Santander, el estudio que Pacheta habrá realizado de los activos pucelanos en las últimas semanas será tan importante como diferente. Todo se mira con otros ojos cuando se sabe y entiende que es propio. Así, habrá detectado diferentes virtudes del equipo. Pese al descenso de categoría, la plantilla vallisoletana tenía cualidades. Muchas de ellas estaban escondidas y no se trabaja por y para ellas. Ahora, muchas de las virtudes escondidas estarán detectadas y señalizadas. El primer paso ya estará realizado, que no es poco.
En un Real Valladolid en el que en la última temporada se ha buscado adecuar a los jugadores al modelo de juego válido en otras campañas, diseñar todo desde las virtudes pucelanas es un reto y una motivación que no se centra sólo en los jugadores sino, también, en el espectador. Conocer hasta dónde pueden llegar los jugadores es un aliciente y, en esta ocasión, una exigencia para un Pacheta que detectando esas virtudes deberá hacerse a ellas, señalizar cuáles son compatibles entre unos y otros futbolistas y, por último, compenetrarse él a ellas.
Doble evolución
Él es protagonista y adecuarse a los protagonistas es una obligación pero, de la misma forma, debe entender hasta dónde puede aclimatarse él y, a su vez, cómo liderar y trabajar todas esas virtudes. El equilibrio es la parte más importante de esta búsqueda, potenciación y explotación de posibilidades. El Real Valladolid tenía mucho que ofrecer y, ahora, sabiendo que se va a buscar lo que tienen los jugadores y no lo que sabe o domina el cuerpo técnico, Pacheta está en una exigencia alta de conocer a sus jugadores y adecuarse a ellos.
Con toda esta previa, el burgalés tiene claro que lo suyo es una evolución paulatina pero, a la vez, exigente. Pacheta debe conocer, antes de entrenar incluso con el equipo, las virtudes de sus futbolistas. Debe detectarlas y señalarlas para, así, hacerse a ellas, compenetrarse con ellas y definirlas en el modelo de juego y hacer de las virtudes individuales la seña de identidad del equipo, aquél que antes de entrenar y jugar necesita creer en sus cualidades, posibilidades y hechura. Todo lleva un proceso, aquél en el que Pacheta mira por lo que tiene y no por cómo lo ve él.