Muy posiblemente se pueda hacer un doble análisis de la etapa de Míchel Herrero en el Real Valladolid. El ya exjugador blanquivioleta merece una opinión social y futbolística. Por un lado ha estado su personalidad, su peso y su gestión y, por otro, su fútbol. En éste, en el segundo, el valenciano ha sido capital. Siempre le he dicho a @VictoriJime que me encanta cómo analiza el fútbol y este miércoles tras conocerse la marcha del de Burjasot, la sensación es la de siempre: da en el clavo.
Tras el tweet del Club despidiéndose del jugador, su mensaje era tan sencillo como directo: «uno de los jugadores mas importantes en estos años». En un principio me ha sonado fuerte y, quizás, excesivo pero, con un pequeño análisis, lo he visto acertado, concreto y, lo más importante, verdad. El análisis sobre el ’21’ está marcado por ser la gran definición del Real Valladolid de Sergio González y, a su vez, por el papel residual de la última temporada. Estos contextos marcan la visión pero no por ello deben minimizar la importancia que ha tenido un jugador de elevado peso y enorme rendimiento.
Siempre creí que la etapa de Míchel había terminado hace ahora un año. Sus contextos para sumar en el Real Valladolid se reducían mucho. Confirmando la tozudez de Sergio González y la negativa para variar la demarcación y el peso del jugador, la pasada campaña ha sobrado al jugador. Antes de ello, su peso fue determinante y capital para que el Pucela supiese qué hacer en muchos momentos. Al exentrenador se le pueden y deben achacar muchas decisiones y le señalan múltiples medidas incompresibles, pero el uso y el aprovechamiento del ’21’, no. Quizás por ese buen uso llega un final muy deslucido.
Para Sergio, diferencial
Míchel ha sido el jugador más importante de la etapa del entrenador catalán junto con Kiko Olivas. Muy por encima de otros como Óscar Plano, por ejemplo. Cuando Sergio llegó se encontró un Míchel con un pie fuera de Zorrilla. Ni estaba ni se le esperaba y, al final, consiguió sumar y crecer desde un cambio de demarcación interesante pero con fecha de caducidad.
El Míchel centrocampista y creador tenía un final que Sergio no entendió. Anclado en las medidas que le dieron resultado en fases pasadas, el Real Valladolid descendió, Sergio se mostró incapaz y Míchel cerró como no debía la etapa más amplia y regular de su carrera.
Por no saber gestionar ni utilizar los últimos coletazos del ’21’ para el Real Valladolid, la etapa del jugador queda deslucida pero no por ello se debe olvidar que la poca propuesta que en muchos momentos tenía el último Pucela con balón era la que otorgaba y generaba Míchel. Cuando éste pidió sumar calidad y no cantidad, Sergio optó por otro perfil y por una nefasta utilización de un jugador que llevaba meses barruntando que su final estaba cerca pese a que podía sumar detalles tan diferenciales como el volumen de juego y propuesta que había conseguido en temporadas pasadas.