Jugador de la casa y de esos que muestran sentimiento. Sin análisis futbolísticos, Anuar Tuhami es mucho de lo que cualquier aficionado quiere para su equipo. El ceutí es ese jugador de garra y cierto liderazgo sentimental que encandila porque siempre sabes que no puede hacer ni dar más. Nunca se reserva. Cualquier aficionado lo querría en su equipo pero, tal y como se puede leer en ElDesmarque Valladolid, el Club no cuenta con él. El canterano y activo de la primera plantilla a todos los efectos desde el año 2017 no estará en el equipo de José Rojo, Pacheta, y no lo hará por diferentes motivos.
El principal es por una cuestión de rendimiento. Como en el caso de Álvaro Aguado, Anuar no ha tirado la puerta en sus cesiones. Ni en Grecia ni en Chipre, destinos de cuestionable exigencia, el centrocampista ha llamado la atención del Estadio José Zorrilla. Los informes no son muy buenos y todo hace ver que el jugador no ha explotado como se quería desde su primera salida de Valladolid en el invierno de 2019.
Su marcha al Panathinaikos FC, primero, y al APOEL de Nicosia, después, no han valido para que el jugador explotara ni, tampoco, para que evolucionase como se esperaba. Está en un momento muy parecido al que tenía cuando en la temporada 2019/2020 Sergio González le quitó mucho del peso que le había dado meses atrás. En su segunda campaña en LaLiga Santander, Anuar bajó su rendimiento. Anclado, como muchos, por la propuesta de juego del entrenador catalán, el ceutí tampoco ha mostrado lo que se esperaba de él lejos del paraguas del catalán.
Presos en muchas ocasiones de ese sentimiento y garra más personal que futbolística, siempre se ha esperado mucho de Anuar y, hasta cierto punto, siempre se ha creído más en el ceutí de lo que el propio jugador demostraba. Por ello, y analizado lo realizado fuera de Zorrilla, el jugador no ha confirmado estar capacitado para liderar al equipo y sí ha ratificado que necesita volar lejos de Valladolid y romper el vínculo blanquivioleta. Así, y aprovechando el descarte que Fran Sánchez ha hecho de su perfil, el jugador debe saber elegir qué buscar y dónde hacerlo.
Tiempos de evolución y explosión
Es un momento capital para su carrera y para evitar un estancamiento mayor. Anuar tiene cualidades y, en muchos momentos, estas eran tan diferentes como necesarias para el Real Valladolid. Su conducción, su capacidad para superar líneas rivales con el balón y su llegada de segunda línea fueron importantes pero siempre secundarias. Esas condiciones estaban pero no era determinantes. Ni en su juego ni en el modelo del equipo. No fue sólo una cuestión de Sergio sino, también, de fuerza y consistencia en el rendimiento.
El símil de la puerta siempre está muy vinculado al fútbol y a jugadores y situaciones como las de Anuar Tuhami. Él, en sus cesiones y, obviamente, en su etapa en el primer equipo, debía haber tirado la puerta pero nunca lo hizo. Llamó a ella y se quedó esperando a que se la abriesen. Fue educado y temeroso para que le dieran paso y, en ese tiempo, se ancló y se estancó. No explotó. Así, su etapa se ha cerrado y su marcha, por dolorosa que sea, que la es, es lo mejor para todos. Para él y para el Club. Ambos necesitan volar separados. Costará, pero es lo mejor.