Pacheta es nuevo entrenador del Real Valladolid. El entrenador burgalés llega al Estadio José Zorrilla para las dos temporadas. Siendo un preparador conocido y de cierto renombre en los últimos meses, el ex de la SD Huesca y el Elche CF destaca por un discurso motivador y enérgico, por una evolución clara en su perfil en las últimas temporadas pero no por un estilo de juego muy cerrado a sus ideas.
Así, la típica pregunta de cómo va a jugar el Real Valladolid de Pacheta no tiene, actualmente, una respuesta clara. Así lo ha demostrado él en su rueda de prensa. Hablando de «valentía» y dejando atrás la «especulación», Pacheta no ha confirmado ni el esquema. Para ello, el burgalés querrá conocer a su plantilla, pese a que la haya visto y se haya enfrentado a ella para, después, crear un modelo de juego y ser meticuloso con él.
El nuevo cuerpo técnico del Real Valladolid es amoldable a lo que se encuentre. Richi Gil, segundo entrenador en su etapa en el Real Oviedo, narraba en El Periódico de Aragón que la propuesta de juego que ellos tuvieron en el Estadio Carlos Tartiere nada tenía que ver con la que propuso en el Martínez Valero. Si bien en Asturias la propuesta de Pacheta era de juego directo y segunda jugada, la que tuvo en Elche era más combinativa y de elaboración. Por el contrario, la base en Huesca fue de verticalidad y transición.
Tomando como referencia el estilo de Oviedo y el de Elche, la Sociedad Deportiva Huesca hubiera tenido muchos problemas para podre creer en la salvación, como sí hizo con el burgalés. Siendo dominador desde la posesión, los oscenses hubieran evolucionado mal en los partidos y en la temporada. Jugando directo, el equipo hubiera tenido grandes problemas para generar superioridades ofensivas, y eso que contaba con Rafa Mir y sus 186 centímetros y Sandro Ramírez y sus facilidad para jugar entre líneas.
Un modelo integrador
Pese a esos dos jugadores, dadas las circunstancias y las necesidades, Pacheta armó un modelo con una defensa de cinco jugadores y mucho protagonismo de los carrileros. Aprovechó la inercia que dejó Míchel Sánchez con Javier Galán y el refuerzo de Pablo Maffeo para hacer de su Sociedad Deportiva Huesca un equipo de grandes transiciones. Robar y correr era la gran idea y propuesta de un equipo atrevido y descarado. Con el nuevo entrenador del Real Valladolid en el banquillo, los oscenses creían y mostraban que el modelo de juego propuesto era el más acorde para todos. ¡Para todos!
Con Pacheta en El Alcoraz no sólo destacaron Rafa Mir y Sandro Ramírez. El burgalés obtuvo rendimiento de perfiles tan diferentes como David Ferreiro, Dimitrios Siovas o Denis Vavro. Todo estaba mirado por los jugadores existentes. Eso de mirar sólo por aquellos que cuadran en el estilo más propio para el entrenador es agua pasada en Zorrilla. Esa etapa se ha cerrado y «un trabajador del Club» mira por y para el Club y no por él y los suyos.
Esperando a saber el modelo y el resultado que éste obtiene, con Pacheta en Zorrilla no existirán frenos ni obcecaciones. Ese tiempo ya ha pasado y se abre, también a nivel de juego, una ventana de aire fresco. Ojalá la frescura genere identidad y ésta, resultados.