Son muchos los exjugadores que llegan a ser entrenadores por inercia. Parece que es la prolongación de su vida profesional. Ejemplos existen múltiples y variados pero Pacheta no es uno de ellos. El nuevo entrenador del Real Valladolid nunca tuvo una ambición máxima por sentarse en un banquillo pero sí por seguir ligado al fútbol. Iniciándose como adjunto a la dirección deportiva del Club Deportivo Numancia tras colgar las botas, José Rojo se tomó con cierta calma lo de llegar a los banquillos. No era una prioridad para él.
Tras una carrera amplia como futbolista, con más de 180 partidos en LaLiga Santander y más de 100 en LaLiga SmartBank, Pacheta terminó su carrera futbolística en Soria y allí se asentó. Siendo un hombre importante en la historia numantina, él nunca se vio como entrenador. Cerrando la etapa como jugador él se vislumbraba en los despachos, como así fue. Se reinició en la confección de las plantillas para, poco a poco, ser tentado por los banquillos. No ha sido un camino fácil para el burgalés llegar a los banquillos del fútbol profesional español.
No fue simple ni, tan siquiera, fue un camino sólo en España. Tras una breve y, quizás, hasta errónea etapa en el Club Deportivo Numancia en el año 2009, el nuevo entrenador del Real Valladolid tuvo que salir de España para comenzar a forjarse un nombre y, sobre todo, para comenzar a tener seguridad y confianza para liderar un vestuario desde los conceptos técnicos. Marcado por una etapa inicial en Polonia pero, ante todo, por una en Tailandia, el nuevo preparador blanquivioleta se ha tenido que forjar para ser designado por un club como el Real Valladolid para su banquillo.
El burgalés llegó, incluso, en 2013 a ser el entrenador de las sesiones AFE para jugadores sin equipo. Pacheta, pese a ser exjugador profesional y tener un bagaje y un reconocimiento en la élite, no ha tenido nada fácil llegar a un banquillo como el pucelano. Ha tenido que forjarse una carrera en los despachos, emigrar, volver a España y, tras saber que lo suyo era una vocación tardía, pelear en Segunda división B.
Perfil y unión blanquivioleta
Cierto es que llegar a entidades como el Real Oviedo, el FC Cartagena, el Hércules de Alicante o el Elche CF en la categoría de bronce es un lujo pero que un exjugador se forje en una categoría así, no. Es más, que un perfil como el del burgalés emigre a Tailandia no es lo normal. No es lo habitual porque, realmente, Pacheta no es el perfil habitual del exjugador que llega a un banquillo y emprende una nueva etapa.
Si bien el nuevo preparador pucelano tiene una vocación desmedida por el fútbol, ese deporte que vive con extrema pasión y gratitud, su llegada a los banquillos fue tardía. En sus inicios nunca pensaría en el Estadio José Zorrilla como una opción. Mostrando siempre admiración por el mundo blanquivioleta, Pacheta veía el Real Valladolid como una opción lejana para él. Incluso irreal.
Su banquillo era algo inalcanzable que se ha tornado en realidad con el avance del tiempo, la inmejorable gestión que ha hecho de las emociones de sus equipos y por la definición que ha conseguido sobre su perfil. En las últimas tres temporadas, el nuevo entrenador pucelano se ha definido como todo aquello que necesita ahora un Club recién descendido, como él, pero con una ambición máxima ante este reto, como el propio Pacheta.