¿Por qué me gusta Pacheta? ¿Por qué creo que es lo que necesita actualmente el Real Valladolid? Principalmente, porque tiene la energía y la fuerza que demanda el mundo blanquivioleta en la actualidad. Tras el descenso, el Real Valladolid está como la Sociedad Deportiva Huesca cuando el burgalés llegó en el pasado mes de enero. Tras una gran temporada 2019/2020, la llegada a LaLiga Santander generó muchas dudas. No era, como en la anterior ocasión, una cuestión de ver que la categoría le iba grande sino de saber que a los oscenses les faltaba convencimiento.
Como bien aseguró el nuevo entrenador burgalés en aquella presentación del pasado 14 de enero, el mundo altoaragonés tenía asumido el descenso cuando se llevaban sólo 18 jornadas y cuando aún restaban 20 más. A nivel de números y con sólo una victoria, la realidad era compleja pero no imposible. Se debía resetear al equipo y al entorno y Pacheta lo hizo desde la energía que Richi Gil, entrenador aragonés y su segundo en el Real Oviedo, señaló a su llegada a Huesca en una entrevista en El Periódico de Aragón.
«En una situación de emergencia un entrenador debe transmitir energía, competir y sacar el máximo de los recursos que tiene», aseguraba el zaragozano y Pacheta lo hizo. Los tiempos son diferentes, sí, pero las necesidades, no. El Real Valladolid, ahora, necesita lo mismo que la Sociedad Deportiva Huesca en enero. Los pucelanos deben recuperar la confianza y deben ver que lo que tienen es mejor de lo que se ha demostrado.
Conseguir el cambio de mentalidad es capital. Ahora lo es en el Real Valladolid y hace unos meses lo era en Huesca. Para conseguir la salvación, primero, había que cerrar muchos otros objetivos y, poco a poco y de forma progresiva, el nuevo entrenador blanquivioleta lo hizo. «Vais a estar orgullosos de Huesca», aseguró en su presentación y no pudo estar más en lo cierto. Con derrotas, victorias, decepciones y alegrías, la afición azulgrana se mostró ilusionada porque, como dicen en tierras cercanas al Pirineo, el equipo no rebla. Con Pacheta no se rebló y con el burgalés, convenció.
Cualquier detalle y situación
Fue un proceso costoso y un final complicado y, quizás, hasta decepcionante. Descender tras no ganar al Valencia CF en la última jornada fue duro, pero lo fue porque se llegó a creer que el equipo podía conseguirlo, todo lo contrario de lo que se sentía a la llegada del burgalés. Pacheta cambió el Estadio de El Alcoraz pero, sobre todo, la mentalidad de su equipo y eso es lo que debe repetir, ahora, en el Estadio José Zorrilla.
Pacheta no se debe centrar en el ascenso desde el primer día. Él sabe, como pocos, que para llegar a mirar al ascenso a la cara hay que convencer al grupo y al aficionado. Ésta es una exigencia alta pero él está capacitado para ello. En Huesca lo consiguió porque, como asegura Richi Gil, «llega al jugador y al aficionado» ya que «energía es la palabra que lo define por excelencia» desde esa «tremenda positividad que tiene entrenando y compitiendo».
Pacheta es «un motivador nato» que «lo da todo en cada situación» y esto es justo lo que necesita el Real Valladolid para recuperar la confianza y la credibilidad y, desde ese proceso diario, mirar al ascenso y a recuperar la categoría que el equipo perdió y que, por hecho y formas, ha dejado un legado sobre el que trabajar y al que curar.