No creo que sea momento de frivolizar, pero la situación del Real Valladolid tras la última derrota aumenta esa sensación que comenté en el directo de Instagram de Radio Marca Valladolid tras la derrota (3-0) ante el Valencia CF del pasado fin de semana. Después del duro golpe en el Estadio de Mestalla aseguraba que la situación pucelana es como aquélla de la gente que, tristemente, muere de «una larga enfermedad». Esa pelea es dura y constante aunque sabes que tiene todas o muchas de las papeletas para perder.
Hay momentos de esperanza y de ilusión, pero son fases tan breves como engañosas. La realidad del Real Valladolid esta temporada ha sido la de un equipo sin alma, sin fuerza, sin carisma y sin liderazgo. Sin ninguno de estos condicionantes, el resultado final era esperado pero no por ello duele menos. Este Real Valladolid ha tocado fondo en muchas ocasiones, pero nadie ha sabido gestionarlas ni asumirlas. Ahí ha estado el gran problema.
En muchos momentos, la sensación global del equipo ha sido aquélla de que nadie conducía esta nave. Sergio ha asumido toda la responsabilidad, porque le toca, pero, también, porque es y ha sido el único que ha dado la cara. Es cierto que lo ha hecho por obligación pero, por lo menos, ha puesto un rostro a un despropósito agónico. Un resultado bueno nunca ha encontrado una confirmación y, así, la confianza nunca ha llegado al equipo.
Pequeños atisbos de esperanza
La temporada ha tenido pequeños destellos de esperanza pero más por individualidades que por aquellos rasgos que te van a llevar a la salvación en LaLiga Santander. Hablando de fútbol, la gestión de Sergio ha sido caótica durante todo el año, pero el problema no ha sido sólo suyo y sí compartido con aquel o aquéllos que le han mantenido en el puesto pese a que se viera de forma objetiva y constante que no estaba preparado para liderar esta temporada.
Anclado en el pasado más reciente y en los objetivos conseguidos en las últimas temporadas, el Real Valladolid volverá a LaLiga SmartBank. Ésta ha sido una sensación constante durante todo el año pero no por ello duele menos ver cómo el equipo ha tocado fondo una vez más, aunque en esta ocasión sea de forma definitiva.