Hace unas semanas, no muchas, y en su afán por engrandecer lo que consigue el equipo y él mismo, Sergio González se mostró convencido de que el Real Valladolid se iba a salvar y que el objetivo tendría tintes «épicos». Parecía, nuevamente, una hipérbole del entrenador catalán que, tristemente, se le ha vuelto en contra ya que los últimos resultados y las últimas sensaciones del equipo llevan a pensar que una salvación sería tan ‘épica’ como inesperada. Lo sería por cómo se llega al final y por todo lo que se ha hecho mal para llegar a este tramo final de la temporada.
Dos victorias en 2021, un partido ganado de 18 posibles y apenas cuatro puntos de los últimos 21. A nivel de cifras, la salvación sería tan épica como el hecho de que el Real Valladolid siga vivo y fuera de la zona de descenso con los puntos que tiene y la tendencia en la que vive. Es imposible pensar que los pucelanos pueden salvar la categoría tras dinámicas como la actual pero, también, con partidos como el firmado ante el Valencia CF.
En un encuentro en el que los pucelanos firmaron unos primeros 45 minutos de buen nivel y de gran creación de sensación de peligro, el duelo se torció, nuevamente, por la falta de lectura que hubo desde el banquillo y desde el terreno de juego. Sergio confesaba en la dura comparecencia posterior al duelo que no se había sabido «gestionar» el partido, como bien claro quedó en dos momentos cruciales del juego y en su posterior reacción.
Encajar un gol en el último minuto de la primera parte es duro, hacerlo en los primeros instantes tras la reanudación, también. Sabiendo que esos son momentos de gestión y liderazgo, el Real Valladolid erró con estrépito. Ahí se falló, pero en los minutos posteriores se vieron las carencias. Puedo llegar a comprender que un equipo débil como éste se vea sorprendido por dos golpes en momentos determinantes, pero me cuesta entender que no haya capacidad de reacción. Los pucelanos no tuvieron fuerza para responder a la realidad que se encontraron y, ahí, queda claro el trabajo y la concienciación del equipo.
Marcados por la no evolución
Se puede encajar, sí, pero se debe responder. La salvación no va a estar en el camino que quiera el Real Valladolid sino en la adecuación de los pucelanos a su realidad. Ahí, manda Sergio. Creyendo y viendo este deporte desde la figura del entrenador, el Pucela está débil porque su preparador lo está. Sin argumentos ni fuerza por parte del entrenador catalán, la salvación va a ser tan épica como la Eurocopa de 2004 que ganó Grecia. Los pucelanos están muy tocados y rozan el hundimiento porque no tienen respuestas ni liderazgo que las ofrezca.
A falta de tres partidos, la realidad no engaña y lo que se ve en el terreno de juego es un equipo sin ideas, sin creencia, sin personalidad y sin un líder. Por todo, y como se venía barruntando durante la temporada, la salvación será épica, como catalogó Sergio González, pero no por un éxito del entrenador y de sus jugadores por encima del esperado sino por las carencias de toda la temporada y, ante todo, por la nula evolución mostrada por el equipo y por el propio Sergio González en 35 jornadas y 39 partidos oficiales.