Sergio González perdió el camino de la temporada tras la derrota (1-2) ante la Sociedad Deportiva Éibar del mes de octubre. El técnico catalán no supo entender aquel encuentro y la lectura que realizó fue muy mala. En la previa al duelo ante el Sociedad Deportiva Huesca, el Pucela empezó a destrozar una temporada que sólo, aunque no es poco, pedía trabajo, evolución y adaptación. Mirando más al pasado que al presente y al futuro, Sergio perdió el control del equipo ya que, desde entonces, no ha sabido marcar el sendero que éste necesita.
El Real Valladolid está roto y lo está tanto y desde todos los puntos que demostró en la derrota (3-0) ante el Valencia CF. En ese duelo volvió a quedar de manifiesto que los pucelanos no están trabajados para lo que necesitan. Siguen siendo un equipo en sensación de construcción y un grupo sin fuerza ni convencimiento. El Pucela es el mismo del mes de octubre y, ahí, el responsable es Sergio. En los partidos del Real Valladolid siempre aparece un pero y en Mestalla, nuevamente, ese condicionante fue el que definió el duelo.
Tras 45 minutos de gran juego y gran sensación de peligro, una acción determinante sentenció al equipo. El paso por vestuarios no cambió nada porque el Real Valladolid siguió teniendo problemas. Las carencias fueron tantas que los pucelanos dijeron adiós al encuentro cuando quedaba casi el 50% del mismo y lo hicieron por esa sensación de equipo en formación que está persiguiendo a los pucelanos durante toda la campaña. Pese a que la visita a Valencia era la jornada 35 y el duelo 39 de la temporada, el equipo siguió mostrándose como un grupo débil y en construcción que se quiere quedar con lo bueno pero al que le penaliza lo malo.
Detalles diferenciales
Siendo ese grupo en el que lo positivo suma poco pero lo negativo es diferencial, el ‘pero’ es capital para entender la temporada pucelana. En cualquier análisis global o detallado hay un inconveniente y una variación que es crucial porque, claro, los errores debilitan al que no tiene fuerza para responder ante ellos, como es este Real Valladolid de Sergio González.
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