Tras el empate (1-1) ante el Elche CF el Real Valladolid salió «debilitado» del Estadio Martínez Valero. Una jornada después, los pucelanos salen tocados del empate (1-1) ante el Cádiz CF. El equipo está con más dudas que nunca, algo diferente pero similar a lo que vive Sergio González. El preparador catalán parece estar sentenciado tras el encuentro ante los de Álvaro Cervera. El equipo ha sumado, sí, pero, a la vez, ha perdido dos puntos y, además, una gran oportunidad. El problema principal no es la pérdida de puntos es la nueva pérdida de puntos.
Ese matiz de ‘nueva’ es el que más señala a Sergio González porque lo vivido ante el equipo gaditano no es nuevo. Este partido ya se había vivido. Lo visto en los primeros 45 minutos es la muestra de un equipo con potencial pero lo triste y preocupante es la poca fuerza de regularidad y convicción de ese potencial. El equipo posee armas, pero hay que buscar el juego desde ellas, algo que Sergio no hace pese a la petición de liderazgo y personalidad de la previa.
En esa misma comparecencia antes del partido del entrenador, éste aseguró que en Elche se consiguió uno de esos puntos que «el fútbol debe» al Real Valladolid. Siendo que ésta es una frase que, como dijo Alberto Cuesta en el podcast #3 es, como poco, absurda, el análisis entre deber y obtener tiene, también, una nueva acepción: renunciar.
Opciones, perdidas
Viendo lo que ha ofrecido el equipo en los primeros 45 minutos ante el Cádiz CF, desde dónde lo ha buscado y todo lo que ha generado, mi pregunta es saber a cuántos puntos, partidos, victorias y evolución ha hecho renunciar Sergio al imponer sus ideas por encima de las de sus jugadores y no saber atacar la diferencia existente entre su estilo y las posibilidades del equipo. Ahí se ha perdido mucha fuerza y, posiblemente, se haya escapado hasta la salvación en LaLiga Santander. Casi nada.