En la rueda de prensa previa a la importante visita del Real Valladolid al Estadio Martínez Valero, Sergio González aseguró que el equipo debía ser «rebelde» desde el «poso» y el «temple» de un encuentro tan determinante como éste. Los pucelanos estaban ante un encuentro de elevada trascendencia. El catalán, hablando de final, aumentaba la exigencia sobre el equipo y éste, pasados 90 minutos, sale muy debilitado de tierras ilicitanas. Aunque parezca que es una lectura positiva, los pucelanos se marchan de Elche con el único premio del punto.
El empate sumado ante los de Fran Escribá es un bagaje pobre y, a su vez, es el único. Mirando por el cómo buscaba la victoria el equipo y, también, por el «camino» sobre el que lo buscaba, el Real Valladolid ha firmado 90 minutos con los que reduce sus posibilidades de mantenerse en LaLiga Santander. Con lo ofrecido en este duelo, los pucelanos tienen nulas opciones de seguir un año más en la máxima competición española.
Nuevamente, el equipo se ha visto golpeador durante el encuentro y, de nuevo, los pucelanos no han sido capaces de mostrar personalidad para responder ante las exigencias que se han encontrado. El Real Valladolid no ha estado bien y no lo ha estado en todo el encuentro. Pese a que los primeros 45 minutos se lleven un porcentaje alto de las críticas, los problemas del equipo no se terminaron tras el descanso y el paso por vestuarios.
La debilidad pucelana y la pobreza de sus argumentos ha sido total durante todo el encuentro y, así, el Estadio Martínez Valero debilita la credibilidad en el equipo y corta las esperanzas de un Real Valladolid que no ha sido superior en nada a un rival directo. Nuevamente, en uno de esos encuentros que marcan la diferencia, los de Sergio González han estado lejos de sus niveles y exigencias y, con todo, el empate es, además de pobre, inmerecido.