Sergio González, pese a firmar un gran partido y tener un peso determinante en el buen hacer del Real Valladolid en el Camp Nou, vuelve a estar señalado. Lo está por su peso y el mal camino del equipo blanquivioleta en el importante duelo ante el Granada CF. La derrota (1-2) ante los de Diego Martínez debilita al entrenador catalán y le deja en una mal lugar. Por el planteamiento pero, también, por su discurso. Sabiendo qué quería decir y cómo quería hacerlo, los términos utilizados por Sergio le devuelven, nuevamente, a un punto polémico y desde ahí arranca un podcasts #3 de Hablemos de fútbol.
Junto a Víctor Jimeno y Alberto Cuesta, debatimos sobre la figura del entrenador del Real Valladolid y la base de su discurso. Desde las sensaciones del último duelo y mirando cuáles son las credenciales sobre las que se puede sustentar la credibilidad del equipo y sus posibilidades de salvar la categoría, el debate deja muchos incógnitas sobre el entrenador catalán. ¿El discurso que realiza es propio o es parte de un proceso de convencimiento? ¿El catalán tiene obcecación por sus ideas o es una muestra total de personalidad? ¿La plantilla y muchos de los jugadores nuevos se contagian de la personalidad del catalán y de sus peticiones?
Sergio siempre ha defendido que el Real Valladolid tiene la fortaleza del grupo pero, actualmente, la credibilidad que muestran ciertos jugadores sobre ese pensamiento no es tan completo o seguro como en temporadas atrás. Desde ahí pueden existir ciertos problemas pucelanos en la enorme diferencia que hay entre lo que ve el catalán, lo que piensan sus jugadores y la realidad total del grupo.
Falta de adaptación al grupo
El mensaje de Sergio González ya no cala en su equipo ni en sus jugadores. Le falta seguridad y confianza para transmitirlo. Sin esos argumentos que tanto calaban en otras temporadas, el Real Valladolid queda debilitado, tanto como el entrenador y sus palabras. Ya no existe esa base sobre la que crecer porque, muy posiblemente, como en el terreno de juego, Sergio no se ha adecuado a su actual vestuario. Creyendo que la propuesta y el discurso debía ser igual al de otros años, el equipo se ha debilitado y, por fases, se ha caído. Entre tanto, el equipo se intenta levantar entre la debilidad del discurso y la falta de convencimiento.