El Real Valladolid afrontará desde la visita al Fútbol Club Barcelona los últimos 10 partidos de los temporada. Llega la fase crucial y determinante de la temporada y los de Sergio González la afrontan con un «déficit» de puntos y victorias pero, también, con una pequeña evolución en su juego y en sus credenciales. En los últimos 360 minutos disputados, el equipo blanquivioleta ha tenido más fases de dominio y de control que de sufrimiento. Cierto es que se han dejado escapar cuatro punto en esta fase concreta de la temporada pero, de la misma forma, hay un concepto claro que muestra la evolución pucelana.
Creyendo que los pucelanos terminaron mucho mejor que el Club Atlético Osasuna el duelo disputado en Pamplona pero que la igualada fue merecida por las fases vividas en el encuentro, en los otros tres partidos, el Pucela ha estado más cerca de ganar el duelo que de perderlo. La tendencia de los encuentros era para que los pucelanos se llevasen los tres puntos. Además de conseguirlo ante el Getafe CF, los empates ante Celta de Vigo y Sevilla FC llegaron por detalles determinantes en conceptos muy concretos pero, en el juego, los blanquivioleta dieron todo por ganar. Para mí es suficiente y es muestra de un equipo con ideas pero, también, con respuestas.
Creyendo que el segundo término es donde más ha carecido el equipo en ésta y en el resto de temporadas desde el ascenso de categoría, en las últimas semanas he visto un equipo con ciertas mejoras en la respuesta. Para responder y adaptarse, actualmente no hay mejor argumento que las transiciones. Desde ellas se adecua uno al partido pero, también, se convierte en imprevisible. Viviendo, a su vez, muy cerrado en campo propio, como se ha definido el equipo de Sergio González en muchas ocasiones, el Real Valladolid se ha autolimitado.
Cuestión, también, de nombres
Las carencias del equipo llegaban por su propuesta, sus ideas pero, también, por el perfil de sus jugadores. Con Míchel Herrero como engranaje ofensivo entre el centro del campo y el ataque, cualquier equipo tendría problemas para transitar y contragolpear. Con su estilo pasador y no de conducción ni velocidad, las limitaciones pucelanas eran obvias. Ahora, con jugadores como Roque Mesa o Kike Pérez, el Real Valladolid está creciendo y tiene opciones de respuesta y posibilidades de crecer sobre el partido.
En un fútbol cada vez más explosivo y de menos control de la posesión, el Real Valladolid ofrece un punto positivo para analizar su situación y, a su vez, una fase de evolución importante para el control de los partidos. Los de Sergio González han crecido mucho en los cuatro últimos partidos en sus credenciales tras el robo y en sus ideas para correr y llegar al campo rival en superioridad.
Así marcó en Vigo pero, también, de esa forma se ha conseguido tener sensación de peligro en muchos momentos y en muchas fases del preludio de cuatro partidos que da inicio a la fase más importante de la temporada. Con carencias y limitaciones pero, a su vez, con razones para creer que la salvación en LaLiga Santander es viable y que depende sólo de los partidos del Real Valladolid, Sergio González y los suyos muestran una fase importante de evolución tan necesaria como exigente para un equipo que quiere luchar por su objetivo con partidos en los que sepa proponer pero, también, adaptarse y correr con balón.