En la previa de la visita del Real Valladolid a Pamplona calificaba, para ElDesmarque Valladolid, el partido como una «oportunidad de oro» para los de Sergio González. Conseguir dos victorias consecutivas sería un plus diferencial para un equipo que sólo ha conseguido cinco a estas alturas de la temporada. Por ello, buscarla y dar todo por los tres puntos era el objetivo prioritario del equipo blanquivioleta en una opción que no es que se haya perdido sino que se ha desaprovechado. Para la RAE, «desaprovechar» es «no obtener el máximo rendimiento de algo» y es la sensación que deja el duelo en El Sadar.
Pese a que los pucelanos fueron inferiores a los locales en la primera hora de juego, la sensación global es que el punto es insuficiente porque los blanquivioleta pudieron dar más, conseguir más y arriesgar más. Sabiendo que los encuentros tienen diferentes fases, la visita vallisoletana a Pamplona deja la idea de que el Real Valladolid nunca estuvo incómodo y que cuando quiso dar el paso al frente, lo dio y se hizo superior al rival. Los de Sergio cuando lo buscaron maniataron al rival y es por ello que la oportunidad está desaprovechada.
Creyendo que la primera hora de juego se entiende desde ese plan de juego que tanto y tan bien define a Sergio González, la calculadora con la que el catalán diseña los encuentros fue insuficiente en un duelo en los que los pucelanos sí tuvieron un plan alternativo pero que ejecutaron con demasiada tardanza. Jugando siempre a marcadores bajos y con un ritmo lento, el Real Valladolid estuvo más cómodo ante un nivel de exigencia mayor. Cuando vio que la victoria era posible y aumentó el ritmo quizás fue tarde y es por ello que los registros se quedaron pobres.
Comodidad y seguridad
Aunque Fabián Orellana tuvo dos ocasiones claras, la propuesta y la intención por ir a por la victoria es la que define un buen o mal partido y el del Real Valladolid en Pamplona no es ni bueno ni malo, pero sí insuficiente. La oportunidad ante el Club Atlético Osasuna no está perdida pero sí desaprovechada. El partido dejó a un Pucela cómodo y seguro que no terminó de crecer en el duelo como debía ni como le obligaba un encuentro que dejaba contextos y detalles para conseguir una victoria que hubiera sido determinante.
Dos victorias consecutivas, dos encuentros de tendencia ganadora y una evolución en los registros de muchos jugadores por y para el equipo hubieran sido una inyección completa para un equipo al que le sigue confianza, seguridad, consistencia y regularidad. Desde estos contextos se entiende y se define que la oportunidad de oro que se tenía en Pamplona no es que se haya perdido pero sí que se ha desaprovechado. Quizás no todos pero sí muchos de los registros del encuentro llevaban a ver la sexta victoria de la temporada del Real Valladolid.