El Real Valladolid está en un mal momento y lo vive en todas las facetas. Pese a que en el empate (1-1) ante el RC Celta de Vigo se vieron ciertos «brotes verdes», la realidad pucelana es la de debilidad. En campo propio, en campo rival, en jugadas de estrategia… No hay ninguna situación que usar para hacer fuerte al equipo y pensar que desde ese punto se puede creer en la salvación. La realidad, pese a esos detalles más individuales que colectivos en el Estadio de Balaídos es complicada y lo es, principalmente, por la falta de contundencia que el equipo tiene en su área.
Ya sea en acciones de estrategia o en acciones combinativas, el Real Valladolid genera inseguridad ante cualquier acometida del rival por banda. Iniciando por la facilidad que los rivales tienen para llegar al último cuarto de campo, la acción termina, en un alto porcentaje, con remate. Es acción llega por la ausencia de marcaje, algo que Luis César Sampedro explicó cuando era entrenador del Real Valladolid.
He buscado con insistencia aquellas declaraciones del entrenador gallego pero sus ruedas de prensa, tan bielsistas, dificultan encontrar un contenido que pasó desapercibido pero que, ahora, es determinante par entender por qué el Real Valladolid tiene las dificultades que tiene para crecer desde su campo y desde su área. Los pucelanos están muy debilitados por la falta de marcaje. Resulta incomprensible pero es una déficit que existe en el mundo del fútbol y que se ve jornada tras jornada en el actual Pucela.
Tres ejemplos recientes
¿Ante un centro lateral qué debe priorizar el defensa? ¿Qué debe ser preferente para la vigilancia: la trayectoria del balón o la marca? Parece sencillo pero no siempre se cumple. La espalda de los jugadores del Real Valladolid en muchas acciones es el problema de la tendencia y la debilidad blanquivioleta. Analizando a corto plazo y con la memora fresca, el problema de las marcas existió en el gol de Dani Gómez en el empate (2-2) ante el Levante, en el primer tanto de Rafa Mira en la derrota (1-3) ante la SD Huesca o en el tanto de Joselu Sanmartín en la derrota (1-0) ante el Deportivo Alavés.
Esas acciones tiene un mismo punto y un mismo error: la falta de marca. El Real Valladolid no tiene contundencia porque falla en lo básico pero, también, en lo más entrenable y que tiene mayor facilidad de convencimiento sobre el jugador. Como dijo Luis César Sampedro en aquella ocasión, lo importante es fijarte en «quién» te puede hacer el gol o «quién» te puede realizar el remate y no con «qué». El individuo es lo importante y es ahí dónde el equipo está fallando. En acciones de estrategia pero, también, en situaciones de juego que están debilitando la credibilidad del equipo y la confianza de los futbolistas.