El Real Valladolid está mal. Es justo y necesario decirlo. Los de Sergio González van consumiendo, semana tras semana, etapas para terminar como colistas y el equipo necesita ganar para evitar ser superado por la Sociedad Deportiva Huesca. Ganar es una obviedad, pero la realidad es la de un equipo que está lejos de ofrecer registros para ganar partidos y cambiar la dinámica de juego en la que está. El equipo necesita ganar pero no ‘ganar por ganar’ sino ‘ganar para ganar’. La diferencia de la preposición es importante porque creo que el equipo tiene tantos problemas que para solucionarlos debe centrarse en el proceso, en el juego y en el cómo antes que en el qué.

Con un equipo tan agobiado por las carencias y exigido por las victorias, el proceso es determinante. Para ganar los partidos que el equipo debe firmar, según las cuentas de Sergio González, el Real Valladolid debe ofrecer un fútbol con presencia en campo contrario. La teoría de dejar la portería a cero como el sustento del crecimiento es válida pero no es sinónimo de vivir encerrado en campo contrario. Ese matiz es capital y es sobre el que se debe sustentar el equipo en las próximas semanas para conseguir su principal necesidad.

El Real Valladolid debe ganar, es lógico, pero debe hacerlo desde un sustento que no enmascare los problemas y sí desde un juego que hable de adaptación, evolución y posibilidades. Sigo pensando que el equipo tiene potencial pero que le faltan herramientas. Cómo respondieron los blanquivioleta tras el gol de Casemiro en la derrota (0-1) ante el Real Madrid obliga a ver los últimos 14 partidos como una breve competición sobre la que crecer y ganar partidos de forma evolutiva.

Más de una victoria
El equipo no va a cambiar su juego ni su realidad por una victoria. Estoy convencido que tres puntos no variarán la tendencia porque el principal problema blanquivioleta es de juego. Es el fútbol el que genera los malos resultados y no los resultados los que están generando las dudas y el mal juego. En esta ocasión, el factor si altera el producto y, además, condiciona un análisis que, nuevamente, lleva a pensar que el Real Valladolid tiene que tener una lectura resultadista cuando lo que el equipo pide, por su realidad y futuro, es una evolución futbolística que dé para ganar más de un partido.