Dos puntos de 12 posibles marcan la actualidad del Real Valladolid y desgastan con fuerza la figura de Sergio González que vive, indudablemente, su peor momento desde que llegó al Estadio José Zorrilla. El catalán está mal porque el equipo está mal pero la unión es más completa al entender que el equipo no está bien porque no tiene respuestas. Si éste no tiene soluciones es, en gran parte, porque su entrenador no se las ofrece. Presenciando a un entrenador agotado y sin claridad, al Real Valladolid se le hacen largos los partidos. El equipo no tiene respuestas, porque considero que tampoco las ofreció tras remontar en el empate (2-2) ante el Levante UD porque, quizás, el enfoque del entrenador es equivocado o escaso.
En las últimas comparecencias de Sergio González, éste ha dejado un análisis que, personalmente, veo como un error y que me hace cuestionarme si por ahí es por donde llegan los actuales problemas de un equipo poco dado a cambiar los partidos y con poca o ninguna personalidad camaleónica al juego. Siempre he creído que Sergio González prepara bien los encuentros. Hay excepciones pero el catalán da detalles al equipo que son determinantes. Durante el partido no, pero en la previa sí. El catalán, por norma general, se mueve bien en lo que él espera del duelo. Más tarde, en su ya famoso «directo», se mueve peor. Mucho peor.
El equipo no tiene variantes y adolece en muchas ocasiones de un plan B. Sorprendiendo, como Sergio aseguró tras la derrota (0-1) ante el Valencia CF, que el equipo necesitó llegar al descanso para ajustar detalles que le habían sorprendido del equipo de Javi Gracia, el Real Valladolid demostró que tiene pocas ideas y una cuestionable iniciativa. Para mí, esa fuerza para contestar al partido y esa personalidad para dar al equipo consistencia se trabaja en el día a día y, desde ahí, este Real Valladolid está señalado. Lo está porque tiene un entrenador que, asegurado por él, es más de «competir» que de «entrenar».
Buscando personalidad
Puede parecet algo secundario pero, para mí, esas declaraciones de Sergio antes de enfrentarse a la Peña Deportiva y al Levante UD confirman que el equipo no tiene herramientas porque, quizás, no se trabaja para ellas. Sin dudar un ápice de la profesionalidad del cuerpo técnico, sí que cuestiono las declaraciones, la enjundia y el fondo que estas tienen. Recuerdo cuando ‘Rubi’, en su etapa en Zorrilla, aseguró que todo en el fútbol se consigue desde el entrenamiento. Ese era su discurso y su idea.
Aquel Real Valladolid no consiguió ascender pero en el terreno de juego era un equipo con ideas y propuesta porque desde el banquillo siempre se ofrecían herramientas para cambiar, sentenciar y encarrilar los partidos. El problema aquel año, quizás, estuvo en el exceso de información que existía desde el cuerpo técnico. Las fuentes eran tantas y tan grandes que el equipo no encontró regularidad para mantener su personalidad.
Los extremos son complicados y hacen difícil que un equipo tenga la fuerza y la convicción de dar respuestas, aquéllas que el Real Valladolid no ha tenido en los últimos partidos y que dejan al equipo tocado y a Sergio, señalado. El catalán está en horas bajas por una cuestión de responsabilidad sobre todo lo que ofrece y trabaje este equipo y que en cualquier contexto resultado señala a su entrenador