El Real Valladolid recibía al Levante UD en el duelo de Copa del Rey con muchos condicionantes. El listado de bajas del equipo era capital en la previa al duelo. La ausencia de jugadores importantes y de futbolistas que serían titulares en este encuentro definían la situación blanquivioleta antes de disputar una eliminatoria que supuso una eliminación justa. Que el equipo de Paco López consiguiera pasar de ronda en el Estadio José Zorrilla es doloroso pero el problema no es que un rival directo muestre que es superior a ti en tu casa.
La situación del vestuario blanquivioleta condicionó el partido pero no excusa la eliminación ni, sobre todo, la imagen del equipo en la segunda parte. Pese al triple cambio realizado para los últimos 25 minutos de partido, la sensación pucelana es de desprecio a la Copa del Rey y de focalizar todos sus intereses y esfuerzos en el encuentro liguero del próximo viernes. Olvidándose de lo que se estaba jugando y mirando a la visita de la Sociedad Deportiva Huesca, el Real Valladolid muestra, para mi gusto, mediocridad futbolística.
Dar por perdido un partido y no ofrecer todo por cambiar la imagen, primero, y el resultado, después, es algo imperdonable pero es una sensación que está marcando la actualidad pucelana en las últimas semanas. Desde la victoria (0-1) ante el Getafe CF, el Pucela se ha centrado más en lo que viene que en lo que deja. Creyendo firmemente que lo vivido suma para el futuro, los de Sergio González sólo miran a lo que pueden aspirar pero no se centran en cómo llegan a ese horizonte. Tras el error de Ignasi Vilarrasa y el segundo tanto del Levante UD, el Real Valladolid miró a la Sociedad Deportiva Huesca. El presente ya no le valía. ¡Error!
Conformismo vs ambición
El cuerpo técnico activó el plan de partido ante el equipo oscense y se olvidó de lo que estaba viviendo. Para mí, un error mayúsculo que no curará ni una victoria ante el equipo altoaragonés. Aunque el Real Valladolid se imponga al equipo de Pacheta con solvencia, la oportunidad perdida ante el equipo de Paco López seguirá viva. De igual forma ocurre con partidos pasados. Aunque se consiga la victoria el viernes, el mazazo de la derrota (0-1) ante el Valencia CD será el mismo.
Mirar el futuro, olvidar el pasado y creer que éste se va a curar porque lo que viene será mejor es, para mí, un argumento pobre y un gesto de mediocridad que puede quedar muy reducido y neutralizado sino se compra esta forma en la que se va a vender la eliminación copera. La mediocridad puede existir en cualquier análisis de partido y más en aquellos en los que los condicionantes se tornan en excusas, como es el caso.
El problema no está en ese análisis sino en que ese examen se propague en el entorno. El error del Real Valladolid es manifiesto porque el futuro no siempre cura las heridas del pasado y más si estas tienen tintes de mediocridad como un partido de Copa al nivel de ese aroma de conformismo que rodea al equipo y que deja a un lado cualquier gesto de ambición.