El partido que han firmado el Real Valladolid y el Levante UD para abrir la segunda vuelta de la temporada es de esos que no tiene una lectura fácil. Cualquier análisis es viable porque cada equipo ha tenido diferentes fases de dominio y opciones de victoria. Con ventajas en el marcador en ambos bandos, el duelo termina en empate y deja esa sensación de justicia que elimina cualquier análisis completo cuando debe ser todo lo contrario. Creo, inicialmente, que el duelo entre pucelanos y granotas fue, en su base, un partido más en lo que quiere el modelo de juego de Paco López que el de Sergio González, aunque por fases de la primera parte pareciera todo lo contrario.
El catalán se mueve mejor en duelos controlados. El blanquivioleta es ‘ordenado’, todo lo contrario de Paco López. El míster levantinista fluye en duelos de muchos detalles e intercambios, como éste. Con un buen inicio por parte del Real Valladolid, el encuentro fue tornando en granota al imponerse el espacio y las transiciones. Con la sensación de que los blanquivioleta convivían de mejor o peor manera con esta vertiente del rival, Sergio y los suyos nunca parecieron controlar la mayor cualidad valenciana.
Así, el encuentro, en grandes fases de la primera parte, era local pero esa sensación de peligro no se transformaba en ocasiones de peligro, todo lo contrario de los pucelanos. El Real Valladolid aprovechaba sus momentos de control con grandes oportunidades. Rubén Alcaraz tuvo tres durante el encuentro que muestran que los visitantes llegaban menos pero que lo hacían con más fuerza. Con la primera de esas opciones del ’14’ y una gran ocasión de Fabián Orellana antes del descanso, el Pucela parecía estar mejor. Era su momento y lo tenía que aprovechar porque el juego parecía estar en la idea de Sergio. Parecía.
Gran respuesta
Buscando las herramientas para que esa fortaleza se impusiera más y mostrara un camino regular que beneficiase a los pucelanos, un error error «estructural» o en cadena del equipo marcaba el duelo. Sin controlar las transiciones, una de ellas rompía el partido y obligaba a una respuesta blanquivioleta que sorprendió. La confianza sobre el equipo de Sergio González cuando éste recibe un golpe sigue siendo débil pero, en esta ocasión, y tras el gol granota, los pucelanos dieron un paso al frente que se transformó en una remontada ‘inesperada’ que pudo generar cierto miedo a las alturas.
Con un guión de partido lento y trabado, la remontada pucelana elevó la versión granota y, así, los de Paco López arriesgaron, adelantaron líneas y se mostraron convencidos de poder sumar. En ese momento, el Pucela pidió nuevas herramientas pero no se las ofrecieron. Con la personalidad valenciana de buscar el empate desde el primer balón tras el gol de Óscar Plano, el empate no tardó en llegar. Sin un plus pucelano tras dar la vuelta al marcador, una nueva acción por el costado izquierdo de la defensa del Real Valladolid roba dos puntos en un empate difícil de leer y analizar que deja muchas lecturas en las que, tristemente, el Levante UD sale más feliz que el Pucela y no sólo por la lectura realizada por Sergio González. Me cuesta defender que el Pucela estuvo más cerca de ganar que el Levante UD.