En muchas ocasiones Sergio González ha asegurado que el cuerpo técnico se «siente cómodo» con un sistema con dos delanteros. El esquema que el catalán ha utilizado desde el ascenso del equipo a LaLiga Santander es aquel en el que él se siente más liberado y seguro. Sus preferencias están claras pero, realmente, interesa saber en cuáles se mueven mejor el equipo en estos momentos. Con la baja de Marcos André, la mirada al mercado invernal y los condicionantes futbolísticos del equipo, tengo claro qué creo que necesita el equipo y por qué.
Para mí no hay duda de que el Real Valladolid pide el sistema de los dos últimos partidos y muchos de esos protagonistas. Creo que la realidad blanquivioleta pide ese sistema y lo requiere por sus jugadores pero, también, por las condiciones del equipo. El de Sergio González es uno de los equipos que menos regates consigue realizar en la categoría. A la vez, es un equipo que le sigue costando cambiar de ritmo cuando llega a las inmediaciones del área rival. Llega a ser un conjunto previsible en ataque con muchas acciones en las que los futbolistas buscan una jugada individual o una combinación en inferioridad.
Sin velocidad con balón, sin verticalidad y con problemas en las asociaciones y triangulaciones, el Real Valladolid pide un esquema con tres centrocampistas escalonados para ayudar a que los desdoblamientos sean la base de un equipo que debe llegar con más fuerza al área contraría. Desde los interiores, los de Sergio ganarían esos metros que han perdido con la lesión de Marcos André. Sin el ’16’, el Pucela ha perdido velocidad pero con jugadores como Kike Pérez y Roque Mesa, el equipo ganaría en equilibrio, profundidad, control y variantes. Con interiores de las hechuras del ‘8’ y el ’17’, acciones como las vividas en la victoria (0-1) en el Coliseum Alfonso Pérez o en la derrota (0-1) ante el Valencia CF son una variante que el equipo necesita.
Carencias y posibilidades
En una cuestión de propuesta, el Real Valladolid gana con este estilo mucha presencia en campo rival y acercarse del área. Además, es un esquema que ofrece variantes por los jugadores que ahora mismo destacan. Desde el salto cualitativo de Kike Pérez, el control de Roque Mesa, el buen hacer de Fede San Emeterio y la referencia de Shon Weissman, el Pucela tiene las credenciales para saber qué es lo que necesita y cómo debe buscarlo.
Este sistema conlleva unos pequeños detalles sobre los que debe evolucionar el equipo. Con un despliegue de tres centrocampitas pero, ante todo, con jugadores del perfil de Kike Pérez y Roque Mesa, el equipo gana en control de balón. El momento pucelano pasan por unos jugadores de un perfil que con el balón generen amplitud lateral. Desde ellos, el equipo puede ser más vertical, más profundo y más creador. Tiene hechuras para ser más dominador pero, también, exigencias para ser más controlador de los tiempos y necesidades de los partidos.
Analizando la derrota ante el Valencia CF, una de las grandes debilidades del equipo estuvo en la excesiva acumulación de jugadores por delante del balón en acciones ofensivas. Fue ahí donde el equipo perdió el encuentro. Los detalles fueron minimizando la propuesta blanquivioleta y potenciando la valencianista. Fede San Emeterio vivió muchas acciones en inferioridad por la falta de presencia pucelana en acciones de repliegue y en transiciones. Ahí se perdió el partido.
Detalle diferencial
Desde dónde partían esos dos interiores tras la pérdida de balón y los metros que tenían que recorrer para formar un doble pivote de transición fue el principal problema de un equipo que generó desde Kike Pérez y Roque Mesa pero que, también, perdió cierto control del juego desde ellos. Fue un detalle diferencial que limitó mucho al Real Valladolid pero que, a su vez, hizo que el equipo tuviera posibilidades en la ida y vuelta en la que se convirtió el partido desde un inicio.
Con todo, los últimos 180 minutos ligueros del Real Valladolid han ofrecido la posibilidad de ver que el equipo tiene herramientas para ser protagonista desde un esquema de juego que potencia a los mejores jugadores del momento pero, también, que lima las carencias de un equipo que sigue teniendo necesidades y exigencias con balón. El potencial del equipo es alto, más del demostrado, y mirando al mercado de fichajes se puede mejorar una propuesta y un vestuario que piden un esquema y un sistema para este momento concreto de la temporada.