La titularidad de Sergi Guardiola en el duelo ante el Cádiz CF fue incomprensible. Para mí, personalmente, genera un antes y un después en este equipo. Que un jugador que no está «para 90 minutos», en declaraciones de su entrenador, sea titular lo rompe todo. Como bien dijo Roberto Jiménez tras su incomprensible suplencia, con medidas así la competitividad en el día a día «se resiente». Lo hizo en la portería y lo hace, ahora, en el frente ofensivo. El golpe y el mazazo para ciertos jugadores es alto pero la gestión que se ha hecho posteriormente es tan incomprensible como su titularidad.
Condicionar el planteamiento del duelo como hizo Sergio en Cádiz al poner a los dos delanteros disponibles es algo incomprensible; tomar «riesgos», como él mismo ha asegurado tras el partido, injustificable. Unas horas después de que el propio entrenador confirmase que la baja de Marcos André puede ser a largo plazo, Sergi Guardiola fue al límite. Con todo, la gestión del Real Valladolid en el duelo en el Estadio Ramón de Carranza ha sido, para mí, inaceptable, tanto como para dejar a un lado un encuentro en el que nada ni nadie destacó.
Sin comprender que el Real Valladolid y Sergio González llegasen a límites de exigencia tales como los que el entrenador mencionó en la rueda de prensa, pese a contar con la aprobación del propio Guardiola, el encuentro, cierta y tristemente, no tuvo riesgos futbolísticos. El equipo quiso crecer durante el encuentro, sí, pero no lo consiguió. Pese a que Jota Filipe y Toni Villa son dos jugadores que el partido necesitaba, la mala gestión de la referencia ofensiva privó al equipo de ocasiones de calidad.
Riesgo vs apuesta
El propio Sergio González aseguraba que el equipo gestionó mal las dos ocasiones de Toni Villa. Tan real como cierto. El equipo no estuvo bien en esas dos acciones, como él tampoco acertó en arriesgar con Sergi Guardiola y no apostar por Shon Weissman. Resulta difícil de entender que dados los contextos del duelo, la apuesta no fuera por ayudar a que el único delantero al 100% y capacitado para los 90 minutos tuviera un clima acorde a su juego y sus rasgos. Rechazando esa posibilidad, el cuerpo técnico apostó por Sergi Guardiola, un jugador extremandamente condicionado.
El ‘7’ no está bien físicamente. Ésa era la novedad en la previa porque es innegable que su momento futbolístico es pobre. Pese a ello, Sergio tomó varias decisiones y medidas que no juegan en el beneficio del Real Valladolid por apostar por el de Jumilla. Hay que tomar riesgos, sí, pero, también, hay que saber gestionarlos, y eso fue todo lo contrario de lo que ha parecido tener la situación de Sergi Guardiola en un duelo de pobre y agrio empate que no deja más que el insuficiente premio de no haber encajado en gol. El hecho es positivo pero centrar en él el partido del Pucela, un error que parece tapar el riesgo y el error de la gestión sobre el puesto de delantero centro en el último duelo del 2020.