Es muy difícil que no haya discrepancia con determinados jugadores y sobre determinados equipos. En el Real Valladolid y en cualquier otro. En el contexto profesional y en cualquier otro. Ni los propios protagonistas se ponen siempre de acuerdo ni, por supuesto, el entorno. Hay muchas diferencias en las opiniones. Sobre el Estadio José Zorrilla, por ejemplo, hay opiniones muy diferentes sobre Jordi Masip. Ciertas voces lo ven como insustituible mientras que otras, como la mía, lo vemos como un jugador de picos de rendimiento y de excesivo papel protagonista.
Es imposible tener una voz consensuada para todo aunque sí para ciertos contextos, como aquél que dice que Joaquín Fernández es uno de los mejores potenciales que tiene el Real Valladolid y uno de esos futbolistas que todos quisieran tener en su equipo. El almeriense tiene la aprobación del entorno y del Club blanquivioleta, aunque últimamente no esté nada bien. La realidad del jugador es la de inseguridad, errores de bulto y falta de confianza. El ’24’ no está siendo ese jugador fiable y seguro de temporadas atrás. A nivel de juego y rendimiento, la realidad dice que el jugador no está bien.
La demostración de que el jugador no vive sus mejores momento es analizar sus tres últimas participaciones y ver que en contextos globales y puntuales, su actuación no es la mejor. En el empate (1-1) ante el Levante UD, él firmó la acción del penalti que valdrían el tanto de José Campaña. Posteriormente, en la victoria (3-2) ante el Club Atlético Osasuna, el defensa central no estuvo bien. Fallos groseros y de nivel definieron su actuación durante los 90 minutos.
¿Cuestión física?
Tras no estar disponible en el empate (1-1) ante el Sevilla FC, su regreso se produjo ante el Fútbol Club Barcelona. La placentera victoria (0-3) culé no le dejó en buen lugar. Errores de bulto en acciones en las que siempre se ha defendido bien resumieron su penúltimo encuentro del año 2020 pero, sobre todo, ratificaron su mal momento de forma y rednimeitno. Creyendo, como todos los frentes y sectores pucelanos, que Joaquín es un jugador diferencial para el presente y el futuro pucelano, su momento no es bueno.
Un mal momento físico, su principal hándicap en estas temporadas, le puede llevar a no estar con la confianza plena que necesita un defensa central y, ante todo, un jugador que está notando, por fin, la confianza de la titularidad. Joaquín está siendo una apuesta de Sergio González en su demarcación aunque quizás no siempre en las mejores condiciones físicas, como, posiblemente, ocurrió ante el Fútbol Club Barcelona, duelo que disputó cuando tres días antes no pudo ni entrar en la lista de convocados. Ése, quizás, es el motivo para el innegable mal momento futbolístico y de rendimiento de Joaquín.