«El gol de Leo Messi confirmaba que el Real Valladolid no está tan bien como se presuponía o que no ha preparado el partido como requería la situación y sus posibilidades». Éste es el principal resumen que me ha salido en el directo de la derrota del equipo de Sergio González ante el Fútbol Club Barcelona. Pasados unos minutos tras el pitido final del encuentro, la segunda variante del análisis se potencia en mi pensamiento. El Real Valladolid ha caído ante el equipo culé por una errónea preparación del partido.
Viendo que Sergio González había tomado un camino en el enfoque de las segundas partes tras lo vivido ante el Club Atletíco Osasuna y el Sevilla FC en el que los cambios no entraban en el plan de trabajo, que Toni Villa fuese el primer cambio del equipo y en el entretiempo confirma que la propuesta de juego no fue la correcta. Con un equipo con pocas líneas y con cambios llamativos en el once, la sensación global es que el equipo local llegó tarde a todas las acciones del juego y del partido.
No es que los detalles no sonrieran a los pucelanos, es que los blanquivioleta no hicieron por atacarlos. Una acción a balón parado cambió el partido y rompió los esquemas de un Pucela desordenado, desequilibrado y mal conjuntado. Ningún equipo puede ganar a cualquier versión del Fútbol Club Barcelona con las credenciales que el Real Valladolid mostró en los primeros 45 minutos. Sin tener una idea grupal para aspectos fundamentales del juego, las decisiones eran personales y, por lo tanto, erróneas. Sin ejecutar todo aquello que necesitaba el equipo, el Pucela estaba roto y llegaba tarde. En ataque, en defensa, en repliegues, en transiciones…
Grandes diferencias
Los pucelanos perdieron el duelo en los primeros 45 minutos. En ellos, y sin claridad de ideas pero, sobre todo, sin dejar la sensación de tener un plan establecido, el duelo se perdió y la sensación de crecimiento se esfumó. Tras los últimos seis partidos, el Real Valladolid tenía una buena oportunidad. De ganar, de crecer, de resarcirse, de confirmarse… El equipo podía obtener mucho del duelo ante el Fútbol Club Barcelona porque estaba en condiciones de darlo pero, creyendo que el equipo tiene mucho que dar y que el camino era bueno, la primera lectura va a una mala preparación del duelo.
Sin esa referencia entre líneas que el equipo parecía necesitar en la previa y que Sergio incluyó tras el descanso, el plan de juego del Real Valladolid no fue el correcto y el equipo no estuvo acertado en los movimientos de presión ni de salida. Nada estuvo sobre las exigencias del equipo de Sergio González porque el equipo dejó la sensación de que fue tarde a todas las acciones. Apareciendo un segundo más tarde que el rival, la calidad de un equipo como el culé se multiplica y la blanquivioleta se debilita. Tanto se potencia una y se minimiza otra como para firmar una abultada derrota de tres goles de diferencia.