Sigo pensando que el Real Valladolid tenía una buena oportunidad en la visita del Fútbol Club Barcelona. Por el momento culé pero, sobre todo, por la dinámica y sensaciones pucelanas, el duelo se resumía como una gran oportunidad para los de Sergio González. Era una opción muy interesante para el bloque blanquivioleta pero que se perdió por la debilidad pucelana. Pese a que el Fútbol Club Barcelona mostrase una mejor cara de la que viene teniendo esta campaña, el punto diferencial del partido estuvo en la mala dinámica y propuesta vallisoletana.
El Real Valladolid estuvo mucho peor de lo que se esperaba y se puede exigir y el Fútbol Club Barcelona apenas estuvo un poco mejor de lo que venía siendo habitual. Entre tanto, en el análisis se agolpan las preguntas y los porqué. No entiendo por qué Sergio lo propuso tan mal y por qué el equipo estuvo tan débil. Todo lo que ocurrió antes del duelo y durante él puede y debe ser cuestionado. No por el resultado sino porque lo generó.
¿Por qué se devuelva al banquillo al jugador más resolutivo del duelo en Sevilla: Raúl Carnero? ¿Por qué se cambia a los dos centrales? ¿Por qué se sienta a Roque Mesa tras tres buenas titularidades? ¿Por qué no se busca un jugador entre líneas? ¿Por qué no se interviene antes en el partido? ¿Por qué se hace sólo un cambio en el descanso? ¿Por qué se espera al minuto 57 para realizar tres cambios y variar la propuesta del equipo? Son muchas preguntas tras el partido porque el Real Valladolid perdió una gran oportunidad.
Un Pucela vulnerable
La dejó escapar porque, realmente, dio la sensación de no querer hacer y dar todo por aprovecharla. Desde el planteamiento, el partido salió torcido y lo peor es que, posteriormente, ya en el duelo, Sergio entró tarde e intervino tarde. El gol de Lenglet cambió todo pero Sergio lo vio muy tarde. El entrenador blanquivioleta intervino cuando el Fútbol Club Barcelona ya tenía dos goles de ventaja pero, a su vez, cuando los culés ya tenían la sensación de estar enfrentándose a un rival débil y vulnerable.
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