Sergio González, con ciertos matices, se mostró seguro de que el Real Valladolid puede ganar al Fútbol Club Barcelona. Obviamente, el equipo culé está mal y es por él por el que se entienden muchas de las posibilidades pucelanas en el duelo. Los barcelonistas viven una mala etapa pero, a la vez, si el Pucela se ve con posibilidad de ganar o, como poco, de puntuar en el duelo del Estadio José Zorrilla es porque el equipo blanquivioleta está bien. Los pucelanos tienen posibilidades ante el equipo de Ronald Koeman gracias a su buen momento.
Las tiene y así las ha asegurado Sergio. El entrenador ha preparado el partido convencido de que puede exigir al equipo catalán su «mejor versión». Regresando a términos muy utilizados en sus comparecencias de prensa de temporada pasadas, Sergio mostró cierta credibilidad para igualar las fuerzas de un rival sobre un partido en el que el punto diferencial estará entre líneas. Si bien este cuerpo técnico siempre se ha mostrado más cómodo con un esquema de pocas líneas y con dos delanteros, en esta ocasión todo hace ver que un jugador entre líneas será el diferencial. ¿Dónde estará ese jugador? Donde Sergio quiera y proponga vivir a su equipo.
La opción de proponer todo desde un mediapunta es una opción real. Saber qué hacer cuando el Real Valladolid robe el balón es el punto principal del equipo y del planteamiento. Con el Pucela en zona media, un enganche con libertad daría oxigeno al equipo. Si, por el contrario, el cuerpo técnico blanquivioleta busca estar más replegado, ese jugador entre líneas estará entre la línea defensiva y el centro del campo. Viviendo en campo propio, poblar el centro del campo es una necesidad del Pucela. Para defender, iniciar la transición e igualar las superioridades rivales.
Joaquín, Toni y Míchel
La realidad del duelo habla de que un equipo con las tres líneas de juego que suele programar Sergio González sería escaso. Suponiendo esa «mejor versión» del Futbol Club Barcelona, el mejor estilo culé se centra en velocidad de juego, intercambios y verticalidad en el último cuarto de campo. Para defenderse de esas credenciales, el Real Valladolid deberá saber dónde situar el punto diferencial de su partido: un jugador entre líneas. Si Sergio ve que la clave está en leer la transición desde campo propio, Joaquín Sánchez es el jugador protagonista. Si por el contrario, ve necesario ser protagonista desde el inicio del campo rival, el jugador es Toni Villa.
El ’19’ inyectaría al Real Valladolid velocidad en campo contrario. Formando con un sólo punta y con dos líneas de cuatro por detrás, el murciano sumaría un plus de verticalidad necesario. Desde una variante de segundo punta, el Pucela conseguiría tener buena presencia en campo rival. Queriendo estar en campo contrario, las exigencias vallisoletanas se centrarían en fases de tú a tú ante un rival con calidad. Buscando el partido desde una lectura secundaria, Joaquín dotaría al Pucela de la identidad de otros años y, a su vez, Míchel Herrero podría sumar ese pase definitivo en zonas peligrosas.
Situando el protagonismo del jugador entre líneas en campo propio, el Pucela propondrá un duelo a largo plazo y con pocas ocasiones en ambos bandos. Buscando que el punto diferencial entre líneas esté en campo rival, el desgaste sería mucho mayor y ahí está la diferencia entre apostar como mediapunta por Míchel Herrero o por Toni Villa. Son dos estilos muy diferentes para una misma posición que, dependiendo de uno o de otro, tendría mayor o menor peso en la propuesta inicial de Sergio. Con el ’19’ habría más cantidad para buscar la calidad; con el ’21’, destellos controlados que se pedirían en zonas concretas y en minutos decisivos.