Nunca me ha considerado un gran defensor de Míchel Herrero ni un gran amante de su juego. En gran parte porque creo que desde la llegada de Sergio González, el ’21’ ha jugado fuera de puesto. Creyendo que es un jugador de último pase y posiciones avanzadas, el sistema del entrenador catalán relegaba al jugador a un estilo que no era el suyo. Ralentizando el juego y la salida de balón, el valenciano, que vive del último pase y de la llegada, estaba muy alejado de las zonas donde puede ser determinante. Pese a ello siempre he creído que tiene algo diferente y diferenciador con balón.
Una buena lectura del juego le han hecho sobrevivir en el once titular de Sergio González en las dos temporadas pasada. Es imposible hablar del Real Valladolid entre 2018 y 2020 sin mencionarle. En épocas pasadas ha sido un jugador muy importante par Sergio pero, a nivel global, no ha sido un jugador que me entusiasmase al tener un rol que, para mí, era exagerado. Ahora, en cambio, todo ha cambiado. Para él y para mí.
Míchel Herrero ya no es ese jugador básico en el equipo y que suma titularidad tras titularidad. Con sólo seis participaciones, cuatro titularidades y ningún encuentro completo, durante esta temporada, el ’21’ es un jugador que está llamado a tener un papel concreto y novedoso. Siempre he creído que su continuidad en el Estadio José Zorrilla tenía un «resquicio» y éste es aquél que se pudo ver en el empate (1-1) ante el Sevilla FC. En el Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán, Míchel sumó mucho para la segunda parte pucelana. Los casi 20 minutos que vivió en el terreno de juego fueron de calidad.
Última etapa
Con exigencia de balón y creación para el Pucela, Míchel Herrero sumó desde una posibilidad y unos contextos que le va a marcar hasta el final de temporada o el de su etapa en Valladolid. Con participaciones breves, en partidos abiertos y en los que el Pucela tenga que sumar y crear, el ’21’ hará su última aportación al equipo blanquivioleta, aquél en el que lleva desde el verano de 2016 y en el que ha vivido diferentes etapas. La última es novedosa pero, a la vez, determinante.
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