Todo y todos en el fútbol necesitan una dosis de confianza. El Real Valladolid no es diferente y, mucho menos, lo es en un momento deportivo tan delicado como el actual. Los de Sergio González están al borde de la zona de descenso y, por ello, cualquier resultado ventajoso cambia la tendencia, igual que la limita cualquier derrota. En un momento en el que cada punto es capital, determinados jugadores piden y demandan confianza para sacar su mejor versión y conseguir acercarse a sus mejores registros. Ocurrió hace solo unas semanas con Marcos André y sucede, exactamente igual, ahora con Shon Weissman.
Tras el doblete anotado por el punta israelí ante el Club Atlético Osasuna, el ‘9’ pide tiempo, minutos, confianza y regularidad. Sabiendo de los dos próximos encuentros pucelanos y de las exigencias blanquivioleta ante el Sevilla FC y el Fútbol Club Barcelona, las expectativas vallisoletanas tienen que ir en relación a Weissman pero, también, sobre la unión del israelí y Marcos André. ‘9’ y ’16’ son la base que el Real Valladolid quiere y necesita para su frente ofensivo y su evolución en la temporada. Esta sinergia está en los objetivos de juego de un equipo que sigue creciendo y que busca afianzarse en los registros que marcan ambos jugadores.
Desde el principio he visto a uno y a otro como esos jugadores que debían ser la base ofensiva del equipo para esta temporada. Sin desmerecer a Sergi Guardiola y sin creer en ellos por la etiqueta de recién llegados, la unión del juego de referencia de Shon Weissman y la superioridad de Marcos André en las transiciones es capital para un equipo que puede y debe crecer en cualidades ofensivas. Convencido de que el Real Valladolid puede ofrecer muchos más registros de los que viene utilizando y haciendo gala, estos pasan en gran parte por el estilo de juego de dos activos tan importantes y diferentes como el israelí y el brasileño.
Una unión con sólo 126 minutos
La movilidad de uno y la referencia de otro son identidades que hacen que el Real Valladolid tenga una propuesta completa y que, a la vez, ambos entienden. No ofrecen nada similar pero, por suerte, saben sacar rendimiento de las cualidades del compañero. Atacando los espacios como lo hace Marcos André, uniendo al equipo y liderando las transiciones como el ’16’, Weissman puede vivir en el área y liberarse de ciertos movimientos de desgaste. De una forma similar ocurre con el aprovechamiento que el brasileño hace del juego del israelí. Fijando a los rivales en inmediaciones cercanas a su área, el ‘9’ ayuda a que Marcos André tenga espacios y zonas entre líneas que aprovechar.
Sin olvidar que Sergi Guaridola es capital para Sergio González porque entiende que él une gran parte de las condiciones de juego que reúnen juntos Marcos André y Weissman, la victoria (3-2) ante el Club Atlético Osasuna ha abierto la explotación de una sinergia recomendable, una unión que no se había visto como titular en toda la temporada y que sólo había coincidido en el terreno de juego en 126 minutos en 12 jornadas. La decimotercera fecha del calendario y la lesión de Guardiola ofreció una alternativa muy demandada y que fue victoriosa por los tres puntos cosechados pero, también, por lo que dio para que estos llegaran.