El Real Valladolid y, sobre todo, Sergio González aprendieron mucho de lo mal que enfocaron el calendario y las exigencias tras la dura derrota (1-2) ante la Sociedad Deportiva Éibar. Se habló de «finales» en el mes de octubre. Un error futbolístico y para este equipo, un grupo que por aquel entonces no estaba preparado para esas dificultades. Analizando todo desde la presión total, el Pucela cayó y fue derrotado merecidamente por una nefasta gestión. Un «atajo» incomprensible. Ahora, ya sea por caer ante el Atlético de Madrid o por la dinámica de resultado anterior, el Pucela afronta el duelo ante el Club Atlético Osasuna con otro aire.
Sabiendo cuáles son sus exigencias y que un objetivo no es lo mismo que una obligación, los blanquivioleta se miran sólo a ellos para este importante encuentro ante los de Jagoba Arrasate. Las peticiones y demandas propias son aquellas que van a hacer crecer a los de Sergio en esta fase de la temporada. Con ellas, el Pucela ganará partidos importantes y duelos más allá de los directos. Ante Osasuna, la mentalidad es capital y tirando de las declaraciones de Sergio González, el equipo se debe exigir ganar el partido, algo muy diferente a «ganar por ganar».
Los pucelanos viven un encuentro «muy importante», todo lo que es un partido ante un rival con un punto más tras 12 jornadas disputadas. Es un encuentro capital pero no definitivo. Por ello, la exigencia es tan importante como el resultado. ¿Se debe ganar? Sí. ¿Se debe hacer todo por ganar? Más aún. Los pucelanos deben entender que su exigencia no es conseguir un resultado, es dar todo por un resultado. Así, la petición es futbolística y no resultadista. El Real Valladolid no se puede conformar con un empate en ningún momento y desde el campo y desde el banquillo se debe dar todo para ello.
Dar todo por ganar
La lectura del partido, que no la propuesta, pasa por ofrecer todos los ingredientes que necesita un equipo que debe ganar. El Real Valladolid necesita la victoria y debe darlo todo por ello. La obligación blanquivioleta para el duelo es que el encuentro termine y nadie pueda dudar de que los pucelanos han dado todo por la victoria. Con esa sensación global, producida por el juego, el aprovechamiento del banquillo y la adaptación a la dinámica del partido, el Pucela estará muy cerca de su tercera victoria de la temporada.
La exigencia de renegar de un empate no es resultadismo, ni mucho menos. Se trata de ambición, aquélla que pide un equipo que vive en zona de descenso y que recibe la visita de un rival que suma un punto más. Con sólo 10 puntos en 12 partidos, la mejora del Real Valladolid está en saber afrontar duelos como el de este viernes con el coraje de ir a por la victoria hasta el último segundo. Así se conseguirán más victorias que aquéllas que son necesarias en partidos importantes, pero en duelos que no son «finales» y que no hay que «ganar por ganar» sino «ganar para crecer» y «ganar para creer» desde la constante intención de ganar. Intención es la palabra determinante.