Quiero volver a ver el partido del Real Valladolid ante el Levante UD. La sensación que me deja el empate es tan extraña como incompleta. Quiero volver a verlo porque las redes sociales, tan inmediatas como esta lectura que vengo haciendo las últimas semanas en esta sección, me dicen que he podido ver otro partido del real. Pese a ello, expongo lo que he visto en el ‘directo’. Las expectativas con las que afrontaba el duelo y la ilusión que tengo al ver a un Sergio González ambicioso que cree como nunca en el potencial de su equipo me han podido condicionar para ver un duelo que, para mí, es mucho más positivo que negativo.
Es cierto que la situación del equipo sigue siendo complicada y que no ganar en casa a un rival directo es una losa, pero la primera sensación me deja mucho mejor regusto futbolístico de este empate que la victoria (2-1) ante el Athletic Club. Creo que este duelo ofrece más herramientas para ver el máximo potencial del actual Pucela. Siempre he tenido claro que este Real Valladolid es un equipo con posibilidades y tras la undécima jornada, más aún. Enfrentarte al Levante UD nunca es sencillo y el Pucela ha sabido hacerlo y ha entendido que para ser mejor que él había que igualar muchos de los detalles de su propuesta.
Actuando en campo abierto y con grandes detalles ofensivos y de propuesta, la lectura es ilusionante para confirmar todo lo que tiene el equipo. En caliente, ésta es la lectura que me deja el partido. El punto es bueno porque el equipo confirma lo que tiene. Obviamente, aún falta trabajo pero no dudo de que, nuevamente, se ha mostrado un camino y un potencial. Sergio habla de que hay un «camino» y que, ahora, es cuestión de «retocar y matizar». En gran parte lo compro porque sigo creyendo que el Real Valladolid no volvió del Estadio Alfredo Di Stéfano de vacío pese a caer (1-0) ante el Real Madrid. El Pucela regreso de la capital con un pequeño botín que no se supo entender ni administrar.
Ni poco ni irrelevante
En aquel momento de la cuarta jornada, el Real Valladolid tenía que crecer en su estilo de juego. Los pucelanos debían entender el partido y, en esta ocasión, era similar. Con dos victorias y una buena tendencia sumada, los vallisoletanos han aprovechado el duelo para confirmar que su estilo no se reduce a una única opción. Sergio González tiene herramientas para hacer que su Pucela haga más sobre el terreno de juego y ante un Levante UD con un estilo muy definido y estructurado, los pucelanos cerraron el duelo con la clara sensación de que hicieron más que el Levante UD para llevarse el partido.
Éste puede ser un argumento pobre pero ni es pequeño ni es irrelevante porque el equipo supo crecer en el duelo, supo dar respuestas a lo que se encontró y supo sacar provecho a casi todas las oportunidades que tuvo. En una, la de Rubén Alcaraz no la hizo y, desde ahí, se cambió el partido para Sergio. Para mí, el duelo lo cambia el segundo grave error del duelo: el de Joaquín. El ’24’ cometió un penalti que generó un empate y una sensación final que no se ajusta con el duelo del Pucela y el crecimiento del equipo en muchas fases de éste.