Este Real Valladolid tiene detalles de equipo con personalidad, desparpajo y atrevimiento. De momento, detalles. Los pucelanos son un vestuario con elementos para liderar partidos. De momento, dichos detalles son individuales pero no pequeños. Fabián Orellana, Toni Villa, Marcos André, João Filipe… Sergio González tiene un vestuario con calidad para ser atrevido y vertical. El Pucela no tiene problema para vivir en campo rival más de lo esperado. No tiene problema para adelantar la presión y, después, correr a la espalda. Los atributos físicos y técnicos de este equipo han crecido mucho en este momento y Sergio, poco a poco, los va conociendo.
El cambio de vestuario del Real Valladolid este verano fue alto. Se variaron muchos nombres. El Club firmó un acuerdo con la calidad individual. Se quería tener más para, en el juego, ofrecer mucho más. En la tercera temporada consecutiva en LaLiga Santander, el Pucela estaba exigido a ser menos previsible y es lo que se buscó con perfiles de jugadores ‘diferentes’. El talento es menos controlable pero, a la vez, más exigente. El Pucela apostó por jugadores de balón, como Marcos André, Roque Mesa, Fabián Orellana, João Filipe… Todos estos perfiles demandan el balón y el protagonismo.
Es cierto que el equipo ha ampliado su abanico de posibilidades. Era una pequeña exigencia para el equipo pero, a la vez, un reto mayúsculo para Sergio González. El entrenador comenzó sabiendo muy bien cuál era el proceso concreto del equipo, pero tras una derrota dolorosa se puso nervioso y perdió el camino que necesitaba este equipo. La victoria (1-2) ante el Athletic Club hizo que el Pucela pudiese volver al camino que tuvo hasta la visita de la Sociedad Deportiva Éibar a Zorrilla. Tras ella, Sergio exigió una versión que su equipo no estaba capacitado para dar y que él no podía ofrecer con esta plantilla.
Conocer para leer
Ganar «finales» es una exigencia simple que obliga a un conocimiento del entrenador de la plantilla que antes no tenía. Así, y como venía siendo habitual, Sergio González leía mal los partidos. No sacaba partido a su banquillo, todo lo contrario de lo que hizo en el Estadio de Los Cármenes. Ante el Granada CF, Sergio leyó bien el duelo. Tanto el tiempos como en movimientos. Para mí, todo se debe a una muestra clara de que el entrenador está mucho más adaptado al potencial y la realidad que tiene su actual Real Valladolid. La época de Javi Moyano y ese perfil ha pasado. La exigencia es otra. Sergio lo sabe desde hace semanas y ahora, posiblemente, esté capacitado para liderarla.
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