Una victoria no cambia mucho, por no decir nada. Dos, tampoco. Pese a ello, seis puntos de forma consecutiva suponen mucha liberación y esperanza para cualquier equipo y más para este Real Valladolid, que estaba al límite hace sólo dos jornadas. Pese a que los resultados son los que ‘mandan’ y los que inician el cambio, hay formas y formas de ganar, como decía @Magic_Alex8 en Twitter. Futbolísticamente, nada tienen que ver entre las dos únicas victorias del Real Valladolid esta temporada. Si ante el Athletic Club el juego fue muy similar al de partidos anteriores, en esta ocasión, la visita a Granada ha dejado una versión casi perfecta del Real Valladolid. Perfecta para el momento y las exigencias que se pedían en la previa.
El Real Valladolid ha mostrado una versión que ha rozado la perfección y, en gran parte, ha sido por la participación de Sergio González. Siempre he creído que al entrenador catalán le cuesta intervenir en los partidos pero en esta ocasión ha estado perfecto. Tras poco más de una hora tras el final del partido, la sensación es que la participación del entrenador y su cuerpo técnico ha sido determinante. La propuesta del Pucela fue perfecta. El inicio del duelo fue muy positivo. La salida tras el descanso, también y, finalmente, el triple cambio realizado dio al equipo el plus que necesitaba. Ahí, las exigencias y los retos eran para Sergio y el catalán ha estado a la altura.
Con todo, y dándole un peso capital al momento del gol de Óscar Plano, el Real Valladolid se ha marchado de Granada con una merecida y justa victoria, que no es poco. Los tres puntos obtenidos son merecidos porque el Real Valladolid ha sido mejor que el rival. Ha tenido más mérito en la victoria él que demérito el equipo de Diego Martínez. Los pucelanos han estado bien, han sido creíbles y fiables. Han sido casi perfectos en lo que a ellos se le puede exigir ahora.
Ilusión moderada pero real
Como ha asegurado Sergio González en la rueda de prensa, el Granada CF ha tenido 10 minutos en los que ha asustado y superado al rival. Ha sido una fracción de tiempo tras el gol local. Ahí, el mérito ha sido nazarí. El único lunar del Real Valladolid no ha estado ahí. Ha sido en la falta de consistencia que ha tenido en prolongar su propuesta de juego en la primera parte. Pese a que ha tenido controlado el duelo en esos primeros 45 minutos en su campo, la consistencia de propuesta ha sido débil y el equipo perdía fluidez con balón con el paso de los últimos 20 minutos de la primera parte.
Ahí está el foco de mejora y evolución de un equipo que ha dado un golpe sobre le mesa exterior e interior con esta «victoria de prestigio», como la ha denominado Sergio González. Dos victorias consecutivas dan fuerza al equipo de cara al exterior y a LaLiga Santander. El cómo se ha conseguido la de Granada, aquélla que no es perfecta pero casi, hace que la credibilidad sobre el potencial individual de este equipo se potencie. De una forma moderada pero tan real como necesaria.