Novena jornada de LaLiga Santander, primera victoria (2-1) del Real Valladolid y tercer golpe para Luis Pérez. En apenas dos meses de competición, el ‘2’ blanquivioleta se ha visto superado por tres compañeros en el puesto de lateral derecho. Si bien el ex del Club Deportivo Tenerife inició la campaña por detrás de Javi Moyano, hace unas semanas fue adelantado por Saidy Janko, en el debut del suizo, para, además, este domingo, verse superado en la titularidad por un jugador fuera de puesto como Pablo Hervías.
Con todo, el segundo fichaje blanquivioleta para la temporada 2020/2021 vive una incertidumbre total que le impide crecer y que le señala, para mi gusto, demasiado. Pese a que el lateral de Utrera está demostrando puntos débiles en determinados aspectos de su juego, la propuesta global del jugador no es del todo mala. Su puesta de largo ante el Real Betis, por ejemplo, fue buena y sus posteriores encuentros no han dejado un regusto tan malo como detalles tan destacados similares al penalti cometido ante el Athletic Club.
Empezando por ese penalti, el error es grave, sí, pero no es por una falta de calidad y de hechura del futbolista sino de ansiedad y precipitación. Con el equipo encerrado en su área, Luis Pérez sufre y se le ve incómodo. Le falta ese punto de experiencia y saber estar en momentos delicados de cualquier debutante. En campo abierto, con metros y posibilidad de desplegar sus atributos, Luis Pérez es un activo importante y necesario para el Pucela. Con buen pie, frescura y capacidad para esfuerzos físicos exigentes, el Real Valladolid acierta en el fichaje. En contextos defensivos, de campo propio y cerrados, el ‘2’ blanquivioleta sufre.
Tercer golpe
Esa poca compresión en su juego puede estar llevando al jugador en un estado psicológico malo. En sus dos primeros meses en LaLiga Santander se ha visto superado por tres compañeros para el puesto y las tres han sido decisiones difícilmente comprensibles. Apostar por encima de él con un jugador al que, semanas después, se da la carta de libertad es ilógico. Sacarle de la titularidad para apostar por un jugador fuera de forma y en la fase final de adaptación es mínimamente cuestionable.
Si a estas decisiones pasadas se suma el hecho de señalarle para colocar a un jugador fuera de puesto pero, ante una amarilla, volver a apostar con él en un contexto de juego negativo para él, el problema parece no estar en el rendimiento del jugador sino en el uso que se hace de sus cualidades y posibilidades. Luis Pérez tiene un elevado margen de mejora. Obviamente, está por hacer en contextos competitivos pero tiene mucho más que para ser el eterno suplente del lateral derecho y el constante señalado por los problemas defensivos.