Fabián Orellana llegó al Real Valladolid el pasado verano para dar un punto determinante al equipo. El chileno, tras una exitosa etapa en la Sociedad Deportiva Éibar, firmaba por el Estadio José Zorrilla para inyectar un plus determinante a los de Sergio González. Era el fichaje que todo rival blanquivioleta quería y que el Pucela consiguió con un contrato de dos temporadas. El ’12’ aterrizaba en Valladolid para dar un toque único al equipo, algo que por el momento le está costando y que sólo está consiguiendo en pequeñas fracciones.
Elevando sus expectativas en la pretemporada y, sobre todo, en el último duelo de verano ante el Sporting de Braga, a Orellana le está costando ser regular en sus primeros meses oficiales como blanquivioleta. Pese a que ha disputado ocho de los nueve encuentros ligueros, todos desde la titularidad, el punto diferencial ofensivo del Pucela no está aún en su mejor momento. Marcado, también, por las molestias musculares sufridas en el duelo ante su exequipo, el Real Valladolid necesita un liderazgo y un peso determinante mayor del chileno. Orellana llegó a Zorrilla para tener un peso capital, algo muy similar a lo que vivió en la victoria (2-1) ante el Athletic Club.
En el enfrentamiento ante los de Gaizka Garitano, Fabián Orellana fue capital. Tuvo detalles diferenciales y sumó un protagonismo que no había tenido salvo en fases muy concretas de la temporada. Cuando el chileno se hace con el balón, realiza una conducción, propone una triangulación y busca una participación, se nota. Su calidad es diferencial. Es un jugador único que en cada partido ha tenido pequeños detalles de su calidad pero que no consiguen pasar de ciertas ráfagas. Le falta consistencia, le falta peso y le falta regularidad. Haciéndose aún al cambio de juego y propuesta de Sergio González, Orellana va creciendo poco a poco. Demasiado poco a poco.
Líder para la explosión
Dejando en un lado su demarcación en el terreno de juego, el plus diferencial del Real Valladolid necesita estar en zonas peligrosas. Debe vivir más cerca del área para tener ese arrojo que le haga sumar estadísticas al equipo. Comenzando por su primer gol, aunque fuera de penalti, Fabián Orellana dio un cambio en el encuentro ante el Athletic Club. Esperanzado en ver su mejor y más regular versión, el mundo blanquivioleta detectó ante los vascos a un Orellana que estaba más cerca de su mejor nivel. Asumiendo peso con el balón y atacando con cierta libertad y confianza, los tres puntos ante los de Gaizka Garitano suponen un plus de confianza para el equipo y para su estrella.
Necesitando aún de una mayor regularidad y consistencia del jugador en fases concretas de los partidos, el Real Valladolid está de enhorabuena. El chileno es uno de los sustentos sobre el que el Pucela ganó su primer encuentro de la temporada y desde el que se espera que haya creado un punto de inflexión para sacar todo el potencial que tiene esta etapa del proyecto blanquivioleta.
De la misma forma que el atacante chileno aún no ha dado con la clave para poder ofrecer al Real Valladolid su mejor versión de una forma regular, el vestuario no ha mostrado todo lo que tiene. Ninguna de las explosiones se ha producido y Fabián Orellana tiene una llave para poder hacerlo. Es solamente una llave, sí, pero no una cualquiera.