La victoria (2-1) del Real Valladolid sobre el Athletic Club ha dado un pequeño cambio de guión al vestuario de Sergio González. Los seis puntos de 27 son ya una losa menos para un equipo y un entrenador que han tomado un balón de oxígeno importante. La victoria y el refuerzo que encontró Sergio con el resultado suman argumentos al debate sobre el entrenador catalán. Una derrota sentenciaba su etapa en el Estadio José Zorrilla pero la victoria le ha liberado para coger cierta inercia de cara al futuro.
Con esa bocanada de aire fresco para el entrenador, el debate sobre el propio Sergio ha aumentado. No sólo las redes sociales, tan maltratadas como maltratadoras en muchos momentos, se debaten entre el ‘sí o el ‘no’ al entrenador blanquivioleta. Teniendo mi opinión, creo que la situación no va sobre el entrenador sino sobre la situación que se ha generado en el equipo y que, honestamente, no creo que haya eliminado una victoria como la vivida ante el equipo de Gaizka Garitano.
Ante los vascos, el Pucela sumó una buena victoria pero, por el momento, es sólo eso: una victoria. El tiempo dirá qué suponen los tres puntos en el bando blanquivioleta y en el entrenador. Mi percepción actual es que el Real Valladolid va a tener que sumar muchos puntos y muchas victorias para que Sergio González esté cómodo. Son ya casi tres años con el catalán en Zorrilla y ya se conoce cuál es su estilo, necesidades y exigencias. Esa necesidad pucelana para ver el mejor nivel de su entrenador es muy alta y, en parte, muy exigente. Casi imposible.
Por todo ello sigo creyendo que su etapa ha terminado. Creo que no hay expectativas para poder creer en un cambio. Actualmente así lo creo pero, obviamente, la victoria ante el Athletic Club puede haber cambiado el sentimiento del equipo y ver, ahora, el Pucela en el que creo, aquél sobre el que sigo manteniendo que tiene potencial y muchas posibilidades, aquéllas que Sergio González no ha encontrado o, quizás, no ha sabido potenciar.
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