Los problemas estructurales del Real Valladolid en la victoria (2-1) ante el Athletic Club fueron similares a los de semanas y jornadas atrás. Sergio González y los suyos no ofrecieron grandes herramientas ni soluciones a los problemas que se generaban en el partido. El Pucela no terminó de dominar ni controlar un partido que ofreció todas las herramientas para ser dominado y no verlo peligrar. El Real Valladolid pudo mandar sobre el duelo en determinadas fases pero no lo hizo y terminó pidiendo la hora en su propio terreno de juego.
Pese a ello, se ganó. Se consiguió una victoria importante que, es verdad, no limita las carencias del equipo de forma más inmediata pero que sí permite pensar en un posible camino tras la victoria. Sin grandes herramientas, cambios ni soluciones, la pregunta lógica es saber qué hizo bien el equipo para conseguir la primera victoria de la temporada. «Habrá alguna razón para que el Pucela ganase el partido», dirán algunas voces, y es verdad. El equipo mejoró en determinados aspectos, aquéllos que ofrecen Fabián Orellana, Marcos André o Rubén Alcaraz.
El Real Valladolid se impuso al Athletic Club después de un duelo exigente en el que el delantero brasileño fue la estrella, en el que Rubén Alcaraz bordó la lectura del juego y en el que Fabián Orellana ofreció minutos de enorme personalidad y control. Los brotes verdes no llegaron por el juego pero sí por el rendimiento de ciertos jugadores. Creyendo en un delantero como el ’16’, variando el rol de juego del ’14’ y apostando por el liderazgo del ’12’, el Pucela se llevó la victoria. Con los registros de juego en los que mejor se mueven jugadores de este peso, el Real Valladolid puede haber cambiado su tendencia.
Brotes verdes muy concretos
Desde esa confianza en jugadores que deben ser determinantes, el Pucela crecerá. No lo hará desde su juego, porque éste actualmente tiene problemas, pero sí desde la seguridad de saber que el equipo tiene potencial y calidad. El proyecto del Real Valladolid ha dado un importante cambio este verano. Lo ha hecho apostando por jugadores de nivel y calidad, aquéllos que están escondidos y que deben liderar el futuro vallisoletano y su exigencia de ver que lo conseguido ante el Athletis es sólo un punto de inflexión. Tras él debe haber más. Si lo hay, de momento, será por ellos. Ellos son los brotes verdes de este debilitado Pucela.
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