Siempre he pensado que en el mundo del fútbol hay mucha equivocación con los términos, que no con los análisis. Cualquier debate es productivo y ofrece rasgos sobre la realidad. Otro tema son los términos con los que se analice. Por ejemplo, no es lo mismo objetivo que obligación, en un contexto táctico. De la misma forma, no es lo mismo conseguir un objetivo que un éxito. Es muy diferente. Para mí, no tiene nada que ver. Centrándome, ahora, en la realidad del Real Valladolid y en la crisis de juego y resultados de Sergio González, la situación del entrenador es dura y obliga a una decisión, que no tiene porque ser la solución, aunque la buscaría.
Para mí, Sergio González ya no es el líder de este equipo. Para mí. No es cuestión de que se haya terminado su crédito o que se olvide todo lo que ha conseguido, es un tema que va sobre las respuestas que está dando a una situación que él mismo ha generado. La indefinición que tiene el equipo blanquivioleta en la actualidad es responsabilidad suya y el mal camino del equipo en los tres últimos partidos, también. Con ello, Sergio no tiene capacidad de cambiar la situación y recuperar el control porque así lo ha demostrado recientemente. Es una opinión mía, sí, pero basada en sus procedimientos y actitudes de las últimas semanas.
En la derrota (0-2) ante el Deportivo Alavés vi un entrenador derrotado y en la visita (2-0) al Estadio de la Cerámica noté un preparador perdido. El Real Valladolid no tiene al Sergio González de otros momentos porque él no tiene las ideas frescas. La realidad hace pensar en que el catalán ha perdido su ‘esencia’ y su ‘personalidad’, obligando a una decisión necesaria de cambio. Variar el entrenador es algo que el Real Valladolid pide desde hace un par de semanas. A nivel exterior, desde la visita del equipo vitoriano, a nivel interno, desde la gestión de la derrota ante la Sociedad Deportiva Éibar.
Problemas y no soluciones
Una victoria ante el Athletic Club pospondría la decisión sobre el entrenador. Para mí, la aplazaría pero no la eliminaría. El Real Valladolid necesita dar un cambio a su banquillo porque el equipo lo pide, porque el juego lo demanda, porque los resultados lo exigen y porque el proyecto del Club lo necesita. El análisis de la estabilidad de Sergio no se debe centrar en un resultado o en la primera victoria. Todo se centra en su figura y en las respuestas que no ha dado en las últimas semanas.
La alineación ante el Villarreal CF, por ejemplo, es más importante que una victoria y ésta dijo que el entrenador estaba perdido. Ojalá Sergio González hubiera sabido liderar el cambio que necesitaba el Club, ojalá Sergio no hubiera dado el bandazo que firmó ante de ir a Huesca y ojalá hubiera tenido ideas y conocimientos sin la calculadora. No se dio ninguna de estas credenciales y, sin ellas, la decisión sobre el entrenador debe ser inmediata para que otro preparador busque solución al problema en el que está sumergido el Real Valladolid.