Siempre he pensado que hay que escuchar y ver las ruedas de prensa. Me gusta hacerlo sobre las de Sergio González y sobre las de muchos jugadores del Real Valladolid. En esta ocasión, y tras leer en Twitter las declaraciones de Óscar Plano, he querido ver la comparecencia del ’10’ para intentar no ser populista en su análisis de la situación. Podría hacer un discurso simplón, pero no creo que sea lo que necesita el Real Valladolid, de la misma forma que creo que el equipo no debe cambiar el foco del análisis. El Real Valladolid debe saber y mostrar cuál es su problema y, obviamente, el entorno y el ámbito social ahora no lo es.
Muy pocas veces podré considerar que un entorno es protagonista en el devenir negativo de un equipo. En el fútbol mandan los jugadores y los entrenadores. Para lo bueno y para lo malo. Por ello, en el peor momento del Pucela de Sergio González, no entiendo las declaraciones de Óscar Plano. Dejando a un lado los derechos, las libertades… que obviamente todos, afortunadamente, tenemos, las declaraciones del madrileño son, para mí, preocupantes. Son el reflejo de un equipo débil que no se encuentra y que, en este caso, asume ciertas responsabilidades. Desde lo individual y hasta lo colectivo.
Siendo muy populista podría decir que Óscar Plano no es quién para hablar de barcos pucelanos, pero no lo haré porque no lo creo. Su voz es importante. Mucho más que la mía. En un momento como el que vive el Real Valladolid hay que analizar todos los movimientos y éste es uno muy importante. Calibrar el sentimiento del vestuario es capital pese a que ninguno de ellos fuese profesional del fútbol antes de que yo estuviera en el barco blanquivioleta. Su voz es determinante para salir de esta situación futbolística, no social.
Creo, honestamente, que el de Óscar Plano es el discurso que quiere escuchar Sergio. Estoy convencido que el catalán, en la previa al duelo ante el Athletic Club, hará un guiño a las declaraciones del jugador. Ambos miran al entorno, a aquel que lleva sin verlos en directo en los últimos 19 partidos. Sin poder recibir en vivo el sentimiento de la afición, la aceptación o no de tripulantes en el barco va más hacia los «tentáculos» de las redes sociales, como aseguró una vez el entrenador. Creyendo que es exagerado mirar tanto a ellas en cualquier dinámica de resultados, me parece erróneo mirar fuera del Estadio José Zorrilla en esta situación.
Problemas…¡deportivos!
Con todo creo que no es cuestión de barcos, y sí de exigencia futbolística y de autocrítica. En muchas ocasiones se menosprecia la llamada «zona de confort». En cualquier ámbito de la vida. No seré yo el que lo haga en exceso porque creo que siempre cuesta generar dicha zona. Eso sí, nunca defenderé querer estar instalado en ella por decreto y, cada vez, tengo más claro que es la idea que tiene Sergio González y parte del vestuario en ciertos momentos. Viven bien en un perfil bajo y con la exigencia que sólo ellos marcan. Para mí, un error mayúsculo.
Siendo crítico con esa falta de ambición que detecto y vende el Real Valladolid y con todo lo que no me guste y no comprenda del Real Valladolid, seguiré siendo, visto lo visto, ‘mal’ periodista y ‘mal’ aficionado pero no me bajaré del barco en el que llevo instalado desde que mi padre me habló de Manolo Llácer, José Maria Lizarralde o Pepe Moré, entre otros.
No lo haré porque sé que mi opinión, como cualquier otra, no es la que hace que el equipo lleve tres puntos de 24. Si el Real Valladolid no ha ganado aún es por una cuestión deportiva. Nunca social. Después, buscar el equilibrio en las redes sociales y no en el fútbol será un error mayúsculo, pero ese será otro problema. El principal está en el césped. Sergio lo sabe y Óscar Plano, también, aunque quieran cambiar el foco.