Lo creí, lo creo y lo creeré: Jawad El Yamiq es un gran central y, además, es un buen activo para el Real Valladolid actual o, al menos, para el Pucela que se esperaba cuando el marroquí firmó por el Estadio José Zorrilla. Con todo, y después de lo expresado con su llegada al mundo blanquivioleta, creo, también, que su rendimiento está ofreciendo muchas dudas. Muchísimas. Después de tres titularidades consecutivas y algo más de 270 minutos, la realidad del jugador no es la esperada pero no por ello sus cualidades han cambiado.
Considerando que en el mundo del fútbol hay que diferenciar mucho más de lo que se hace entre cualidades y potencial y rendimiento, a Jawad El Yamiq le veo en una fase de adaptación y aclimatación importante. No está a su nivel y está cometiendo errores grandes y groseros pero los árboles, por muy grandes y voluminosos que sean, no deben tapar el bosque en los primeros kilómetros de la caminata.
Aprovechando el símil, creo que la del marroquí es una apuesta a medio y largo plazo y no sólo para esta temporada. Unido al Estadio José Zorrilla hasta el año 2024, el ’15’ blanquivioleta debe crecer, asentarse y evolucionar con el paso de las jornadas y el asentamiento en un perfil. No resulta sencillo debutar de titular en una competición como LaLiga Santaner en un equipo que no ha ganado y hacerlo en un duelo tan exigente como el de la Sociedad Deportiva Éibar. Es cierto que en esos rasgos se definen los grandes jugadores pero, también, desde ciertos contextos que el Pucela no tiene actualmente.
¿Es exigible la mejor versión de un jugador que ha tenido tres titularidades con tres compañeros diferentes de zaga? ¿Es posible una adaptación rápida con estos condicionantes? Alejándome de cualquier opción que denomine estos argumentos como excusas al mal momento y al débil rendimiento de Jawad El Yamiq, sí que creo que no se están dando las herramientas para que el jugador consiga explotar en esas cualidades que, personalmente, creo que le deben llevar a ser el defensa titular del Real Valladolid junto a Joaquín Fernández.
Un perfil debilitado
Ambos son un perfil de jugador similar. Tienen cualidades técnicas y físicas muy similares. Los dos poseen velocidad y cambios de ritmo. Ambos son veloces y saben jugar en campo abierto. Destacando, como El Yamiq demostró en un estilo tan concreto como el de Víctor Fernández, con espacios y en la exigencia de respuestas rápidas, el marroquí sabe competir también cerca del área. Es un central que no se cierra a un concepto determinado pero al que le está debilitando la poca demostración de una de sus grandes cualidades: el liderazgo.
Jawad El Yamiq es un jugador con hechuras de líder y solvente personalidad. No tiene problemas en asumir exigencia y retos pero, personalmente, creo que se ha visto superado en determinadas fases. Los primeros 30 minutos de la derrota (1-2) ante la Sociedad Deportiva Éibar han hecho daño al jugador. El penalti cometido y la posterior acción en la que rozó la expulsión han minimizado el aspecto de confianza de un jugador al que le están llegando exigencias y novedades que no esperaba. Ni en volumen ni en fuerza.
Con todo, su rendimiento no está siendo el esperado ni el exigible. Fallos graves pero, a la vez, sencillos están marcando las primeras jornadas de actuación de un perfil que el Real Valladolid necesitaba y que se mueve por registros y rendimiento muy superiores a los que ha ofrecido en sus primeras jornadas. Como el resto de jugadores, El Yamiq está muy tocado individualmente. No tiene la confianza necesaria para atreverse a acciones que resalten su juego, ensombreciendo así sus cualidades. Como siempre, en el fútbol manda el rendimiento aunque sólo debería hacerlo en los análisis y no en los juicios.