El Real Valladolid está mal y lo está en todos sus frentes. Ofensivos, defensivos, de resultados… Sergio González parece haber perdido la estela de su estructura. El catalán ya no tiene mucho de lo que le ha llevado a dos salvaciones en LaLiga Santander y todo parece mirar a Kiko Olivas, su lesión y la influencia que su ausencia genera en el equipo blanquivioleta. Sin seguridad defensiva, las miradas al ‘4’ son constantes y para mí, sin llegar a ser erróneas, sí son inconsistentes.
Creo que mirar al defensa de Antequera para justificar la situación pucelana no es del todo justo ni productivo. Sin dudar ni un ápice del buen rendimiento del jugador desde la llegada de Sergio González, creo que, actualmente, no bastaría con él para solventar los problemas de este Pucela. Si que es cierto que hay un matiz importante y es que que con él, el Pucela no tendría, muy posiblemente, esta indefinición. No la tendría porque Sergio no se hubiera atrevido a los matices que ha dado. Con el ‘4’, el Real Valladolid no hubiera adelantando la línea porque es consciente de los problemas que Olivas tiene para ello.
En un equipo abierto, Kiko Olivas sufre. Aprovechando su lesión y, ante todo, adaptándose a las cualidades de Joaquín Fernández y Javi Sánchez, teóricos sustitutos de Olivas y Mohammed Salisu, Sergio asumió unos matices. Adelantó la líneas y buscó un Real Valladolid con una salida de balón más completa. La situación no ha dado para que el Pucela pueda dar consistencia a la unión entre almeriense y madrileño, aumentando así la añoranza sobre Kiko Olivas.
Retos que afrontar
Sin intención ni, muy posiblemente, argumentos de desprestigiar a Kiko Olivas, sí que creo que su presencia o, incluso, regreso, no limaría de problemas al Pucela. Sumándome al juego de elucubrar qué ocurría con él sobre el terreno de juego, creo que Olivas aumentaría la indefinición a la que está sometido el Pucela y que tanto daño le está haciendo en la actualidad. La lesión del central más importante de las tres últimas tempordas era un «reto» y lo sigue siendo. Por cuestiones futbolísticas, de apuesta por una nueva pareja y mal rendimiento de su sustituto directo, el Pucela no ha avanzado en la exigencia de crecer tras la lesión de Olivas y es ahí dónde está el problema.
Creyendo que cualquier circunstancias futbolística es una buena oportunidad para descubrir nuevos activos, tal cual ocurrió con la explosión de Mohammed Salisu tras la salida de Fernando Calero o con Patrick Ebert tras la marcha de Sisi González, el Pucela debe seguir entendiendo y trabajando qué opciones y oportunidades da esta lesión y no cuánto queda para olvidar esa ausencia. Es una cuestión de fútbol profesional, aquél que devora, destroza y supera al que llora y añora sin adaptarse a la nueva realidad.