Durante todo el verano he pensado que la plantilla y el cambio de ciertos protagonistas que estaba realizando el Real Valladolid señalaban directamente a Sergio González. Muchos de los movimientos que se estaban cerrando eran retos para el entrenador. Comenzando por Fabián Orellana y Luis Pérez, por ejemplo, el Real Valladolid estaba variando pequeños detalles de su juego para buscar un paso al frente. El Club quería y quiere dejar de ser conformista pero, pasadas seis jornadas, el equipo no ha podido juntar todos esos ingredientes que inviten a la receta de un nuevo Pucela.
Entre lesiones, condicionantes y la toma de decisióones de Sergio, los pucelanos no han formado en ningún once con grandes muestras de cambio. Pese a que se quiera señalar a la defensa como la parte más debilitada del equipo, el ataque, aquél al que se ha dado un salto de calidad innegable, no ha formado con los cambios y las variaciones que se han potenciado con las incorporaciones. Con todo, la sensación es de indefinición e improvisación. El cambio que Sergio González quiso dar en la rueda de prensa previa al duelo ante el Sociedad Deportiva Huesca ha descentrado el punto inicial para el análisis blanquivioleta. Se desconoce qué quiere Sergio y cómo lo buscará porque se le ve perdido y nervioso.
Así, todo pasa ahora mismo por el catalán. Todo. Absolutamente todo. Hace tiempo que se le terminaron los condicionantes que él argumentaba y, también, las excusas con las que se cubría. En mayor o menor medida, el Club ha cubierto gran parte de sus peticiones y al catalán sólo le quedan las exigencias, aquéllas ante las que deberá responder en los próximos encuentros pero, sobre todo, ante el Deportivo Alavés. En la visita del equipo vitoriano al Estadio José Zorrilla se calibrarán las palabras, las respuestas, las ideas, las ambiciones… Antes de examinar el verdadero potencial deportivo del equipo y el rendimiento de los jugadores firmados y la cohesión de grupo, el Pucela debe examinar a su entrenador.
El examen a Sergio
Llega el momento de saber en qué punto está Sergio y cuánto puede ofrecer a este Real Valladolid. Todo lo que ocurra en las próximas semanas tendrá un olor a examen sobre el preparador catalán. Todo. Este domingo se deberá analizar todo lo que señale al entrenador. Sin poder mirar el exceso qué busca o qué quiere con la lista de convocados, el once titular y los cambios realizados serán un punto capital, de la misma forma que lo serán sus declaraciones.
La previa y el análisis posterior al duelo serán determinantes para saber cómo está Sergio, cómo se ve él mismo y cómo puede responder ante el momento más delicado de su estancia en Valladolid. Pese a que ha tenido rachas de resultados peores que la actual, ahora la exigencia le mira sólo a él. En la pasada campaña estuvo nueve jornadas sin ganar. En la temporada 2018/2019 tuvo una racha de un punto de 18 y otra de siete de 33. En esos momentos se miraba al grupo y no al entrenador. Ahora empieza a ser al revés.
Fueron cifras malas que se salvaron por la gestión de un entrenador que se veía fuerte, convencido y con ciertas respuestas sobre el campo. Ahora, lo que Sergio González desprende son dudas y, por ello, ante de valorar hasta qué punto se ha acertado con los fichajes, los cambios y las apuestas desde el rendimiento y no desde los jugadores, el Real Valladolid debe examinar a su entrenador. Por ello y ahora, absolutamente todo pasa por el entrenador catalán.