El Real Valladolid visita este domingo a la Sociedad Deportiva Huesca. Viajar al Estadio de El Alcoraz siempre va a ser importante para el equipo de Sergio González. Hoy por hoy, pucelanos y oscenses compiten por objetivos muy similares. Las competiciones les llevan por caminos muy parecidos. Con todo y con salvedades muy concretas, los enfrentamientos entre ambos siempre han sido ajustados y más lo serán en estos momentos en los que los dos tienen dudas por no haber conseguido ninguna victoria. Son los dos únicos equipos que no han ganado esta temporada y ello lleva a una crispación que, bajo mi punto de vista, es exagerada pero que Sergio González ha comprado.
Creo, como he defendido durante la semana, que el Real Valladolid no tiene que ganar por ganar. Considero que el camino señalado es bueno y que se están cumpliendo etapas para conseguirlo al 100%. El proceso será duro y costoso. Hay mucho trabajo por delante pero Sergio González, hasta la fecha, había visto ese sendero. Sin prisa pero sin pausa, el catalán se olvidaba de «resultadismo» y se centraba en el «descaro» de su equipo. El Pucela está en una fase importante de su cambio y cómo lo gestione y venda Sergio es capital. Hasta la fecha era impecable pero este viernes, antes de visitar Huesca, todo ha cambiado.
Para mí, la rueda de prensa de Sergio antes de disputar la sexta jornada de LaLiga Santander es decepcionante y ha vuelto al camino conformista y resultadista de otros años. Parece que sólo vale ganar porque los tres puntos eliminarán todas las carencias. El entrenador catalán ha convencido a muchos sectores pucelanos de que sólo importa lo que se consiga y no el cómo. Pese a que se ignoren posibilidades futbolísticas del equipo y se menosprecien fases de crecimiento, un resultado lo tapa todo. Sergio parecía evitar este discurso y se centraba en su equipo, pero la derrota (1-2) ante la Sociedad Deportiva Éibar parece haberle hecho daño.
Oportunidad perdida
Antes de la sexta jornada, el entrenador blanquivioleta ha vuelto a hablar de la «mejor versión» del Real Valladolid y se ha olvidado de los plazos de crecimiento y de su mencionado «proceso». Sergio ha explicado en la comparecencia qué debe conseguir el equipo pero no cómo. Es decir, el entrenador del equipo no ha sabido explicar cómo debe crecer el equipo ni cómo se debe conseguir ese alimento que tanto se necesita.
«Necesitamos una victoria como el comer. De la manera que sea», ha asegurado el catalán. Así, creo que Sergio no ha aportado nada, que ha sido apoderado por los nervios y que ha perdido una gran oportunidad de señalarse como el líder que necesita el Pucela para el cambio y el futuro. El catalán ha acortado hoy sus días en Zorrilla.
Ese contexto tan manido de «zona de confort» es aquél en el que quiere vivir Sergio González y al que quiere volver porque entiende, agobiado, que desde ahí Luis Pérez rendirá como Javi Moyano, Shon Weissman como Enes Ünal y Jawad El Yamiq como Kiko Olivas. Es un error mayúsculo que limita al entrenador para liderar el crecimiento del Real Valladolid. Cualquier equipo debe ser ambicioso y tener afán de superación, crecimiento y evolución. Sergio parecía tenerlo pero lo ha perdido todo en esta previa.
En un momento perfecto para dar un golpe sobre la mesa, Sergio ha dado un cambio de timón. Su discurso es el de las dos últimas temporadas y su juego, seguramente, también lo será. Queriendo ser resultadista, el entrenador catalán va a volver a lo de los dos últimos años. Sergio quiere tirar por la borda el trabajo de las últimas semanas y esa propuesta que tan bien había «aceptado» el vestuario. Con resultados o no a corto plazo, el Real Valladolid ha perdido este viernes la oportunidad de tener un líder para el cambio que pide cualquier proyecto y más uno ambicioso como el que quiere tener este Real Valladolid de Ronado Nazário.
Los cambios suponen riesgos. Estos, generalmente, se convierten en errores que llevan a críticas y miedos. Aquel líder que mejor responda a estos problemas y sepa que estos no deben generar dudas internas ni propias ni, por supuesto, cambios, tendrá el respeto ganado pero Sergio, al verse como colista, se ha asustado y se lo han comido los nervios y la inseguridad, tal y como marcan sus palabras en la previa a la sexta jornada liguera. ¡La sexta!