En el fútbol, como en el periodismo y el análisis, siempre he creído que los detalles marcan las diferencias. En este caso, y tras el empate (1-1) del Real Valladolid ante el Celta de Vigo, la preposición para la base del análisis es capital para entender el partido. Los de Sergio González crecieron, mejoraron y se mostraron contentos en el empate ante los gallegos pero no con la igualada ante los de Óscar García Junyent. El punto sabe a poco, ciertamente, pero el cómo se consiguió dice mucho del camino y las posibilidades de los de Sergio González.
Al igual que en el duelo inaugural, el Real Valladolid hizo todo por ganar. Inicialmente es más que suficiente. Quiso vivir en campo contrario y estar más cerca de ganar que no perder. Esta igualada nada tiene que ver con muchas de las conseguidas la temporada pasada y, sin ir más lejos, con la firmada ante el mismo rival de este domingo el pasado 17 de junio. En aquel partido (0-0) el Pucela no tuvo argumentos y sumó por el acierto de Jordi Masip. En esta ocasión, el Pucela obtuvo el mismo rédito de aquel día pero con unos argumentos tan diferentes como necesarios actualmente.
Sergio González y los suyos están en el «proceso» de crecer y sacar el máximo partido a la evolución que busca el juego del equipo. Así, sumar de uno en uno ahora no es un problema. Todo lo contrario. Ante el Celta de Vigo se vio a un equipo en fase de crecimiento pero con ideas y arrestos para saber qué busca y lo cerca que está de conseguirlo mientras crece. El estilo que pide este Real Valladolid exige de una riqueza táctica muy elevada y los blanquivioleta la tuvieron en un duelo en el que los jugadores que deben ser protagonistas lo fueron.
Con los mejores protagonistas
Si el Real Valladolid quiere crecer, como indudablemente busca, jugadores del perfil y del fútbol de Kike Pérez, Toni Villa o Luis Pérez deben ser protagonistas. Con los futbolistas correctos y necesarios para el momento que pide el equipo, el empate ante el Celta de Vigo es injusto, insuficiente y mínimo pero, realmente, sabe a gloria. Sabiendo leer lo expuesto por el equipo, los condicionantes con los que se llegaba al partido en forma de lesiones y el margen de crecimiento que tiene y seguirá teniendo el vestuario en las próximas semanas, todo lo que arroja el duelo es positivo.
Obviamente, existen rasgos que mejorar, detalles que erradicar y fases en las que crecer. Sabiendo que el «proceso» de evolución que quiere el equipo es duro y costoso, ver encuentros como los empates ante la Real Sociedad y el Celta de Vigo son signos de ilusión y expectación. Con el juego mostrado en estos dos partidos, el Real Valladolid estará más cerca de ganar que de perder muchos partidos, tal y como ha ocurrido en ambos encuentros. Sabiendo asentar bien el crecimiento del equipo, estos empates tendrán el valor clasificatorio que ya tienen en cuestión futbolística.