En la temporada 2020/2021 el Real Valladolid debe avanzar en su propuesta de juego. Por exigencia y propia evolución, el fútbol de las últimas dos temporadas será insuficiente para la presente. La ambición, los jugadores y el obligado crecimiento sobre el césped de esta temporada deben marcar un antes y un después en el Estadio José Zorrilla. El mejor momento institucional de la historia reciente debe corroborarse con un salto de calidad y ambición sobre el terreno de juego. Los de Sergio están exigidos a crecer pero, también, a hacer ver y conocer el proceso de evolución que viven.
Ese término de ‘proceso’ fue utilizado por el propio entrenador en la previa a la visita al Real Betis. Su discurso ha cambiado y ya comienza a exigir conceptos futbolísticos al equipo. Ya no se analiza todo desde ámbitos subjetivos sino, también, desde cuestiones de ambición y crecimiento. El Real Valladolid quiere dar un paso al frente y la visita del Celta de Vigo al Estadio José Zorrilla es una buena oportunidad. Es una magnífica opción de ver jugadores en contextos reales y entender en qué momento del proceso está el equipo.
La tercera jornada de LaLiga Santander va a valer para ver en acción a Kike Pérez y a Luis Pérez, por ejemplo. Ambos son capitales dentro de ese necesario proceso de evolución del equipo. El futuro pasa por ellos y no sólo por una cuestión de edad. La verticalidad, la profundidad y las transiciones del lateral cumplen muchos de los condicionantes que necesita el juego del Pucela, de la misma manera que exige el ritmo del centrocampista. Ambos tienen el juego que pide el Pucela pero, también, demandan unas serie etapas para su proceso personal.
Ellos tienen que liderar parte del juego blanquivioleta pero sin un nivel de exigencia irreal. Soy el primero al que le gustaría ver a un Real Valladolid más ambicioso, más presente en campo contrario y con mayores respuestas. Siempre he creído y más esta temporada que el equipo tiene mucho más de lo que usa y de lo que se asegura pero siempre desde un punto realista.
El cumplimiento de las fases
El Club ha dado este verano un cambio al vestuario. Se ha dejado de apostar por un perfil ‘bajo’, como puede ser Antoñito Regal, para seguir con la fase de crecimiento con otro tipo de jugadores. La inercia que han dejado futbolistas como el sevillano son tendencias que aprovechar. El nuevo activo de Panathinaikos FC llegó a Zorrilla para sumar de forma inmediata y, a su vez, para conseguir un objetivo claro. Era un contexto tan claro como diferente al actual.
El Real Valladolid de la temporada 2020/2021 debe ser ambicioso, debe mirar al máximo y debe confirmar que lo quiere todo. El entorno y el propio Club se deben convencer de aumentar el techo de exigencia pero sabiendo que en estas primeras jornadas las fases del proceso se deben cumplir y que son ellas las que definen el éxito o no del momento.
Saltarlas, evitarlas y menospreciarlas por cualquier tipo de resultado sería la pérdida del timón creado. Así, la clave para la tercera jornada liguera no sólo mira al propio duelo sino a la lectura y las sensaciones que se puedan sacar de él. El Real Valladolid se tiene que pedir y buscar el máximo pero desde el cumplimiento de las fases. Todo lo que quiere cumplir el Pucela esta temporada es ilusionante y, también, exigible, pero siempre desde la consecución de fases del proceso y no de resultados carentes de base.