El Real Valladolid tiene que firmar aún varias salidas y una de ellas es la de Álvaro Aguado, un jugador que dejó una buena actuación en la derrota (2-1) ante el Sporting de Portugal. El centrocampista jienense necesita salir cedido del Estadio José Zorilla por el déficit de minutos que tiene en las últimas dos temporadas pero, sobre todo, desde que firmó por el Real Valladolid en enero de 2019. Desde entonces, la carrera del jugador no ha ido por los derroteros que debía y el futbolista, ahora, se encuentra en una calle de una única salida en el Real Valladolid.
Pese a ser un jugador talentoso y de enormes posibilidades para el equipo, quedándose muy cerca de ser la cura para parte de las carencias del equipo pero, sobre todo, para las demandas del entorno con el centrocampista ofensivo, el pasado más reciente del jugador es una lástima por las enormes posibilidades que tiene y lo condicionado que está. Creyendo, como he escrito en el análisis de la derrota ante el Sporting de Portugal, que es «una pena que el jienense no haya sabido elegir ni gestionar su último año y medio» ya que «malas decisiones y malos resultados han marcado a un jugador de un enorme potencial y con un atrevimiento» necesario para el Pucela, la realidad exige un acierto de inmediato. Tanto del Club como del propio jugador.
Pensando en los parámetros que el Real Valladolid diseñó al futbolista cuando se hizo con sus servicios en enero de 2019, estos no es que no se hayan cumplido es que ni se han acercado a lo esperado. Dado el potencial del jugador y parte de la realidad que ya tenía en aquel momento, el Club no dejó escapar la opción de su fichaje. Se hizo con él pese a que tenía ciertas carencias y limitaciones que pulir. Se quiso que lo hiciera, inicialmente, en el Córdoba y, después, con otra cesión en LaLiga SmartBank.
Necesidad conjunta
Ya fuera por decisión propia o por gestión del Club, el medio año que estuvo en la grada antes de salir de Soria fue un error. Lo fue como el golpe moral que tuvo en el Club Deportivo Numancia. La nefasta gestión del equipo soriano sobre el jugador del Real Valladolid es un lastre que, ahora, asume el club blanquivioleta al tener a un jugador con atrevimiento, calidad y desparpajo, necesidades del equipo en su faceta ofensiva, pero que no dista mucho del de hace año y medio.
En ese tiempo ha madurado, sí, pero a base de golpes tras la mala salida de Córdoba y la triste experiencia en Soria. Futbolísticamente, el crecimiento ha sido muy reducido y parece llevarle a una única solución: su nueva salida. El potencial está por un lado pero los errores, por otro. Aguado sigue siendo ese jugador con una capacidad de decisión mejorable ya que no la ha matizado por la nula competición disfrutada en los últimos 18 meses, los que marcan su futuro más próximo y su presente.