El Real Valladolid debe tomar muchas decisiones en lo que a entradas y salidas se refiere. El equipo tiene activos para tomar decisiones y jugadores sobre los que decir. La demarcación que más medidas engloba es el centro del campo, que es un auténtico rompecabezas. Son muchas las posibilidades que el equipo tiene en esa zona y si se le suma la intención del Club de cerrar un fichaje para el perfil ‘ofensivo’, los blanquivioleta deben firmar varias salidas, quizás alguna entrada y, también, renovaciones de jugadores que han estado cedidos en alguna fase de la pasada temporada.
En esa posibilidad de jugadores que se queden están frentes como Moctar Sidi El Hacen, Anuar Tuhami, Álvaro Aguado o Luismi Sánchez, por ejemplo. Alguno de ellos se debe quedar para formar el grupo de cuatro o cinco jugadores que Sergio González tenga para esa sala de máquinas a la que tanto se exige desde la forma de jugar que tiene el entrenador catalán con su ya famoso doble pivote. Reflexionando sobre el tema, como de la gran mayoría de asuntos veraniegos, mi opinión es que el Real Valladolid debe contar con cinco centrocampistas y que uno de ellos sea Kike Pérez.
Con el toledano y cuatro jugadores más, Sergio González tendrá alternativas para formar desde su idea y con las variantes que ha usado en determinados partidos y que, posiblemente, tenga que explotar más. En muchas ocasiones se requiere un juego y un liderazgo concreto desde el centro del campo, algo que Kike Pérez ha ofrecido en el Real Valladolid Promesas y en todas y cada una de las oportunidades que ha tenido con el primer equipo. El duelo ante el FC Barcelona fue el culmen de la ilusión por el jugador, aquélla que, ahora, le debe llevar a estar en el primer equipo, como poco, hasta el mercado invernal.
Mínimo, hasta Navidad
En un contexto de temporada atípica y con fechas aglutinadas en el calendario, el Real Valladolid debe mirar por el futuro del jugador pero, también, por el suyo propio. Tras su renovación hasta el año 2025, Kike Pérez debe tener una oportunidad fija en el primer equipo. No debe ser ese aire fresco que llegue del filial, como fue Waldo Rubio en la temporada 2018/2019 o él, incluso, la pasada campaña. Kike Pérez, de cara a la 2020/2021, debe ser un jugador del primer equipo que compita en el día a día para rendir y demostrar en la competición.
Si con el avance de la temporada el jugador no tiene, por los motivos que sean, una regularidad en el juego y un peso protagonista, el Pucela deberá valorar qué hacer con él. Quizás, entonces y sólo en ese momento, el Pucela tendrá que buscar rendimiento inmediato, algo que el jugador también necesitará. Suponiendo poco protagonismo en sus primeros meses como jugador de LaLiga Santander, el jugador deberá valorar su futuro en el mercado invernal.
Hasta entonces, y si se llega a producir ese momento, el sitio del toledano debe ser el primer equipo del Real Valladolid y el peso el que se gane y el que pueda ofrecer desde esa variante de jugador llegador, de último pase y de elegante golpeo y decisión que ha demostrado desde que el 4 de agosto de 208 llegó al Estadio José Zorrilla.