Contando con Joaquín Fernández y Javi Sánchez, grandes señalados para la defensa blanquivioleta la próxima temporada tras la grave lesión de Kiko Olivas y la venta de Mohammed Salisu, el Real Valladolid necesitaba un central más. Almeriense y madrileño son los grandes señalados pero bajo ningún concepto podían ser los únicos. Sergio González necesitaba un jugador más y con un perfil muy concreto. El vestuario, la gestión y el equilibrio del Real Valladolid pedía un sustituto directo para Kiko Olivas y el perfil seleccionado no puede ser más perfecto e idóneo para las necesidades.
Firmar a Bruno González para ese rol de sustituto de Kiko Olivas me parece un acierto total porque cumple todas las exigencias que el Real Valladolid tiene actualmente. El central tinerfeño que ya es oficialmente jugador blanquivioleta es todo lo que Sergio González necesita para casi cerrar su línea defensiva. Con 30 años, cinco temporadas en LaLiga Santander, casi 100 partidos en la élite y un perfil algo deslucido en la último campaña, el tinerfeño define todo lo que debía buscar el Real Valladolid para solventar el problema que suscitó el paso del Real Valladolid por el Estadio de Ipurúa.
El pasado 16 de julio, la derrota (3-1) ante la Sociedad Deportiva Éibar trastocó muchos de los planes del equipo pucelano. La lesión de Kiko Olivas generó una incertidumbre que elimina totalmente Bruno González. El ex del Real Betis, Getafe CF o CD Tenerife, entre otros, llega a Valladolid sabiendo qué tiene que hacer y qué puede ofrecer. Siendo un central muy del estilo de José Bordalás, las credenciales que inyecta a la defensa blanquivioleta son tan válidas como necesarias.
Es cierto que el futuro a corto y medio plazo del Real Valladolid son Joaquín Fernández y Javi Sánchez pero el plus de un jugador como Bruno González es capital. Contundencia, fuerza, empuje, liderazgo, experiencia… Es cierto que los rasgos futbolísticos que del nuevo jugador blanquivioleta son diferentes a los que ofrece Kiko Olivas pero la forma en las que los muestra, no. Con más presencia en LaLiga Santander que el ‘4’ blanquivioleta, Bruno cubre la vacante dejada por el malagueño y Sergio ve cumplida su necesidad de un sustituto directo y preciso.
Bordalás dio y restó
Para cubrir esa necesidad generada en Éibar, el Real Valladolid ha mirado a un jugador que ha crecido mucho bajo las órdenes de José Bordalás. Si bien es cierto que llegó al Coliseum Alfonso Pérez con un bagaje amplio en la élite, los dos años que ha estado en el equipo azulón le han consagrado en todo aquello que, ahora necesitaba el Real Valladolid. Sergio, que siempre mira al entrenador alicantino como un espejo en lo que transmite y consigue, se nutre, nuevamente de un jugador que ha crecido con la exigencia del rendimiento inmediato sobre la que se nutre Bordalás.
La exigencia del día a día del entrenador azulón es alta. Por ello, Bruno ofreció rendimiento alto en una fase de dos temporadas. Para la tercera, su flujo bajó y el futbolista tuvo que salir cedido al Levante UD. Con sólo 14 partidos y 1.100 minutos en la temporada 2019/2020 el estatus con el que llega a Zorrilla ha bajado pero sigue siendo aquel central contundente, fuerte y decisivo en campo propio que tanto destacó en Getafe entre los años 2017 y 2019.
Su rendimiento más reciente lo hace tener un perfil menor y, por ello, su llegada a Valladolid cumple aún más las necesidades del equipo porque, desde el principio, se sabía el jugador que llegara debía hacerlo, al menos en un inicio, un paso por debajo de esa supla que deben formar Joaquín Fernández y Javi Sánchez para liderar gran parte de la evolución futbolística que pide el Pucela para su tercera campaña en LaLiga Santander. Ellos serán los líderes y Bruno un comodín de nivel y de la exigencia que pide Sergio.