Lo dije, lo mantengo y lo seguiré pensando: la temporada del Real Valladolid no es un éxito. Y no lo pienso para menospreciar nada sino porque lo creo de verdad. Para mí, es la consecución de un objetivo sí, pero no creo que el Club deba elevar los análisis sobre lo conseguido porque puede nublar mucho la perspectiva de futuro y la ambición de un proyecto que no debe haber tocado techo al conseguir 42 puntos, uno más de los que siempre estipuló su entrenador como necesarios para la salvación. Con la cifra con la que siempre se ha definido la permanencia, el Pucela consigue su objetivo. Para mí, nada más, aunque no es poco.
El fútbol siempre necesita de meses y perspectica para marcar los adjetivos finales. Pese a que todo tenga una visión a corto plazo y resultadista, el tiempo es, como en la vida, el mejor juez. Por ejemplo, perder el play off de ascenso de 2011 en Elche no fue un fracaso y el paso de Abel Resino por el Estadio José Zorrilla no fue un error. Pese al cambio de entrenador de ese verano, el tiempo demostró que el paso de Miroslav Djukic tuvo un porcentaje de su éxito en el final de la temporada 2010/2011. Potenciar a diferentes jugadores y sacar la competitividad a la que se llevó a varios futbolistas fue una inercia determinante para la campaña 2011/2012, la que terminó en ascenso.
En ese caso, el análisis fue sobre el ‘fracaso’ de la temporada, cuando el tiempo demostró que, sin ser un éxito, no fue un tiempo perdido para el Club. En aquellos meses con el entrenador toledano se recuperó para la causa a jugadores tan importantes como Álvaro Rubio y Óscar González. Sólo por ello, la campaña debería ser vista como un éxito o, como poco, no como un fracaso. Sabiendo las diferencias con este año, el fondo actual es similar. Fue el tiempo en aquellos meses de 2011 y 2012 los que ayudaron a que el Real Valladolid supiese para qué había servido aquella temporada tras el descenso de 2010. Ahora, el tiempo definirá qué tipo de éxito es la salvación del equipo de Sergio González.
Éxito, no; elogios, sí
Elogiando como se merece conseguir un objetivo en un fútbol profesional en el que siempre hay equipos que no llegan a los mínimos estipulados, el tiempo dirá si lo conseguido por el Real Valladolid es un éxito o, sólo, un objetivo que casi puede ser considerado como una obligación. Aprovechando la inercia dejada tras el salvación, el Club podrá ver un éxito a su segunda temporada consecutiva en LaLiga Santander.
Dando un paso más firme y convencido en su crecimiento, potenciando perfiles como el de Joaquín Fernández, mejorando un modelo que potencie que los ‘diferentes’ sean protagonistas, aprovechando la opción de reforzar el equipo con jugadores diferenciales… Cumpliendo ciertos de estos condicionantes, el Real Valladolid podrá asegurar, con el tiempo, que la temporada 2019/2020 fue un éxito, pero sólo con el paso de los meses. Hasta entonces, será un objetivo más dentro de la historia pucelana, aquélla que muchas veces menospreciamos para elogiar en exceso la actualidad.