El Real Valladolid ha conseguido otro año una más que merecida permanencia en LaLiga Santander. El equipo de Sergio González no ha estado en ninguna jornada en puestos de descenso y eso habla de una regularidad y una consistencia que le ha llevado a conseguir el único objetivo del año: permanecer, un año más, en Primera División. Mucho se ha hablado estos días sobre lo conseguido. Para muchos un éxito en mayúsculas, entre ellos el propio entrenador, para otros una obligación cumplida con tranquilidad, pero sin excesiva brillantez, sobre todo en cuanto al juego, en lo que parece ser es uno de los puntos de polémica en el entorno blanquivioleta.

El éxito y sus adjetivos
Sergio González ha armado un equipo hecho a su medida. El talento no es su mayor virtud, pero si el trabajo y la unión. ¿Es esto algo negativo? No tiene por qué. Parece que, tras dos años en Primera, 76 partidos después, todos tenemos claro a qué quiere jugar el entrenador catalán y cuáles son sus armas: unión dentro y fuera del campo, solidaridad en el esfuerzo, y trabajo defensivo. ¿El balón? En el sistema de Sergio ocupa un rol secundario. De hecho, pocos equipos en Primera lo han maltratado tanto durante estos dos años. Sin embargo, el fútbol es un deporte donde los caminos hacia la victoria son cientos, y este Pucela ha encontrado el suyo en el ‘estilo Sergio’.

Llegados a este punto, ¿es un éxito mayúsculo la permanencia? No lo creo. El Real Valladolid ha conseguido el objetivo con lo que no puede negar que se trate de un éxito, pero de ahí a adjetivarlo con grandilocuentes palabras va un trecho. Muchos son los que alegan el mal juego del equipo, o el juego menos alegre para que no se nos ofendan, a la calidad de la plantilla y al siempre recurrente tema de los salarios.

Dicen que este equipo, nombre por nombre, no es un equipo propio de Primera División y que por lo tanto es milagroso el trabajo del cuerpo técnico y de los jugadores. Sin embargo, pensando fríamente: ¿No es este equipo el que ha querido tener Sergio? ¿No se renovó a Javi Moyano, Antoñito Regal, Óscar Plano, Michel Herrero, Jordi Masip, Kiko Olivas, Toni Villa, Nacho Martínez, Joaquín Fernández o Waldo Rubio estando en Primera División? Si, como nos han hecho creer y esta plantilla es la peor de Primera División: ¿Podemos hablar, al menos, de una mala gestión de la misma y de un mal uso de los recursos del Club?

Sergio, no tengo ninguna duda, ha hecho una plantilla a su medida y perfecta para su estilo, donde ha ido renovando uno a uno a todos sus hombres de confianza. No hay que obviar, por supuesto, las limitaciones económicas del club, pero sin olvidar que este año el Real Valladolid tenía 12 millones de euros más en su masa salarial. 12 millones que se han ido en renovaciones que, entiendo, ha pedido el propio Sergio en concordancia con el Club y cesiones que resultan haber sido un fracaso estrepitoso: Pedro Porro, Sandro Ramírez o Andrey Lunin son claros ejemplos de ello.

El éxito, por lo tanto, es la consecución del objetivo que, sin embargo, ha venido rodeado de varios fracasos de los que el Club, Sergio González y Miguel Ángel Gómez deben aprender. Los fichajes este año, exceptuando Javi Sánchez en las últimas semanas, Raúl Carnero y Fede San Emeterio, no han aportado y, mucho menos, eran lo necesario para dar ese salto de calidad que se suponía. Puede tomarse como una crítica, pero es una realidad que hay que cambiar para poder crecer.

Menosprecios a la plantilla
Sergio ha querido sacar pecho en su última comparecencia por su plantilla, diciendo que se la había menospreciado. Un mensaje que no concuerda con el que él y el entorno han dado todo el año hablando de «gestas», como la victoria (2-1) Leganés, o éxitos mayúsculos con una salvación que puede darse con 39 puntos, menos de los que consiguió el año pasado. Si, como dicen, es un éxito enorme mantenerse en Primera, objetivo real y posible del equipo, ¿quién está menospreciando a esta plantilla?

¿Puede este equipo dar un paso más y seguir creciendo? No lo dudo. Sergio dijo que él mismo quiere evolucionar y dejó caer que incluso adelantaría la línea defensiva hasta cinco metros. Parece un comienzo a algo nuevo. Interesantes palabras en todo caso en las que el técnico catalán recalca la importancia de intentar dar un giro al modelo para continuar con el crecimiento del equipo en Primera.

El Pucela, gracias a Sergio, su modelo de juego y su plantilla, han conseguido lo más difícil: aguantar dos años en Primera y consolidar el proyecto. Es el momento de ser ambicioso e inconformista, viviendo en la realidad que debe tener el Club y fijándose en otros ejemplos positivos a los que imitar como CA Osasuna, Granada CF o Getafe CF y dejando de mirar con complejo a Segunda División y a clubes como el Real Zaragoza y el Deportivo de la Coruña. Ha llegado la hora de crecer y de comprobar de qué está hecho el proyecto de Ronaldo, olvidando y borrando los horripilantes últimos años de la entidad. Complejos fuera, somos de Primera División y competimos por ser mejores cada día, no por sobrevivir. Esas gestiones y guerras ya son pasadas. Gracias a Dios Ronaldo sí puso el dinero.